Me encuentro corriendo colina abajo esquivando hombres y mujeres ¿Qué pasa? Tengo los ojos empañados en lágrimas se deslizan con furia sobre mis pómulos, vamos respira el corazón me va a mil ¿Dónde voy? Mis pies se mueven solos trazan su camino no tengo poder sobre mi cuerpo, correr y correr es lo único que puedo hacer, la gente a mi alrededor es ciega, no me van ayudar. Pego un frenazo casi choco con un coche el conductor hace como si no existiera y sigue su camino mis pies vuelve a retomar el suyo. Grito a todo pulmón, tiro de mi pelo abrumada por la situación.
—¡PARA YA! —Por favor
Ceso el ritmo y ando más lento, fijo la mirada en un punto que llama mi atención ¿mama? Que hace ahí esta sentada llorando a su lado papa la consuela, quiero caminar hacia ella, pero no puedo moverme del sitio otro grito frustrado sale junto a más lágrimas. Les grito para que me escuchen, pero ni rastro de emoción alguna. Veo como se levantan y ponen rumbo a la entrada de lo que es el hospital ¿Qué hacen ahí? Mi rostro se vuelve pálido la imagen de mi abuela se viene a mi cabeza, vuelvo a ponerme en marcha y esta vez mis pies reaccionan, pero cuando estoy acercándome a la entrada esta se aleja. Lloro el temor cubre mi rostro, temor a que este sucediendo lo mas doloroso y no pueda hacer nada para evitarlo.
Abro los ojos atemorizada, acurruco mis piernas contra el pecho, soy un mar de lágrimas. Solo fue un sueño me reprocho vamos Leah tranquilízate todo esta bien la abuela esta bien. Cojo mi teléfono de forma desesperada y tecleo el número de mama. Un pitido, dos, tres y al cuarto lo atiende.
—Leah cariño, ¿todo va bien ?, no esperaba tu llamada.
—Hola mama, si todo va bien solo quería saber cómo estabais todos— eso ultimo lo digo con algo más de énfasis.
—Si Leah puedes estar tranquila la abuela ..— deja de hablar un momento y prosigue— La abuela está mejorando, todos estamos bien, cuéntame cómo te va por allí ya no nos llamas tan a menudo.
—Lo se mama siento no llamaros, estoy un poco ocupada con las clases. He conocido gente nueva son amigos de Charlotte, pero aun así son muy simpáticos.
—No sabes cuanto me alegra escuchar eso, cariño tengo que colgar, te llamare en estos días, quiero que vengas a visitarnos pronto. No te preocupes no es nada.
Nos despedimos antes de colgar ¿estoy más tranquila? Negativo, algo en su voz me preocupa creo que me ocultan cosas tampoco insisto no estoy preparada para escuchar lo que tienen que decir porque en parte se lo que pasa, no quiero aceptarlo.
Decido levantarme de la cama para tomar una ducha y desayunar ayer hable con Charlotte y he quedado con ella para almorzar. Con Ivar bueno no lo veo desde que apareció las otras noches en mi casa, por la mañana no había rastro de él y los días siguientes tampoco. Me molesta, pero no es como si tuviéramos algo, me quedo claro que es acostarnos y nada mas aunque no me agrada su comportamiento, piensa que puede buscarme y hacer conmigo lo que quiera y cuando quiera, está muy equivocado.
Espero a Charlotte sentada en la cafetería cerca de la universidad, le dije de comer aquí porque sus bocadillos me gustan y mi apetito suplicaba esto. Mientras la espero saco los apuntes de clase y aprovecho para leerlos por encima y organizar los trabajos que me quedan pendientes.
Charlotte envió un mensaje disculpándose porque vuelve a llegar tarde al parecer su profesor esta dando una practica y se ha largado un poco más, le he dicho que no se preocupe que la espero un rato mas aunque no prometo esperarla para comer. Sigo a lo mio mirando los apuntes, intento concentrarme de nuevo pero una sombra sobre la mesa quita toda mi concentración, subo la mirada y encuentro aun chico muy alto y con unas facciones muy marcadas. Sus ojos son azules como el cielo, nariz respingona pero fina. Es un chico muy guapo pero, ¿Que hace ahí parado?.
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efecto mariposa
RomansaEl aleteo de una mariposa, podría causar un terremoto al otro lado del mundo y eso es Ivar el caos que va a llevarse todo a su paso.