Un Encuentro Accidental

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Desde hace ya unos meses decidí tomarme un descanso de la universidad y volver a mi hogar con mi familia, estuve tres años en otra ciudad estudiado enfermería, pero toda la presión de la universidad empezó a agobiarme y decidí volver.
Me sorprendió muchísimo el enterarme de que mi pequeña hermanita Kagome tiene el Don de viajar al pasado a través del pozo devorador de huesos que se encuentra en ese viejo cobertizo en el templo.

Me pareció una locura al principio, pero luego de conocer a InuYasha y ver yo misma como estos desaparecían dentro del pozo y no volvían incluso en semanas me hizo comprender la verdad, por su puesto que de todas las familias en las que esto tenía que pasar, tubo que ser en la mía.

Me desperté en medio de la noche debido al sofocante calor que se concentraba en mi habitación, decidí salir de la casa y sentarme en las bancas que se encuentran junto al árbol sagrado a recibir un poco de aire fresco. -Estar aquí es tan aburrido- la verdad es que me sentía bastante fastidiada, nunca había hecho algo realmente divertido en mi vida, antes de que mi padre muriera me repetía constantemente que al ser la hermana mayor yo debía ser el ejemplo de Kagome y Sota, y me esforcé mucho por ser perfecta para que el estuviera orgulloso de mí aunque sea en el otro mundo, me preguntó que opinaría el de esta situación, mi hermana nunca va a la escuela, y de hecho le va bastante mal, no creo siquiera que logré pasar de año, tendrá que tener mucha suerte para eso, Sota no hace más que jugar videos juegos, a diferencia de ellos yo siempre estaba estudiando, me concentre en tener calificaciones perfectas, incluso conseguí una beca en una de las mejores universidades de Japón, y aún con eso no me siento feliz.
Me levanté de la banca y camine hacia el cobertizo donde se encontraba el pozo, me quite las sandalias y me senté sobre la orilla de este, mi hermana se había en la tarde, me preguntó si acaso se estará divirtiendo con sus amigos y el idiota con orejas de perro.
Sentí algo subir por mi pierna y al mirar era una horrible araña que se me había subido, sacudí lo pierna un poco para quitármela y perdí el equilibrio, cayendo al pozo.- Mierda!- cerré los ojos esperando el golpe pero al no llegar este los abrí nuevamente notando que me encontraba envuelta en una luz rosa que transmitía una energía tranquilizadora. - estoy cruzando el pozo- cuando la luz desapareció me encontraba tumbada de espaldas en el pozo viendo el cielo nocturno que se veía sobre mi.

Esto es malo, si este lugar es como en las historias del abuelo, lo más seguro es que muera tan pronto ponga un pie fuera del pozo, pero quedarme aquí tampoco creo que sea muy seguro, después todo el pozo está rodeado de energía demoniaca, Armandome de valor escale las enredaderas del pozo y salí con cautela, la brisa aquí era mucho más fría y al estar descalza sentir el pasto suave y frío bajo mis pies me hizo estremecer. Mire hacia todos lados buscando alguna señal de vida sin ningún éxito, las nubes abundaban en el cielo ocultando la luz de la luna y dificultando bastante la visibilidad, además de que solo me encontraba vestida con una bata de satén corta y el frío me estaba haciendo temblar, empecé a caminar sin un rumbo exacto, según lo que había escuchado de mi hermana cerca de aquí hay una aldea, con un poco de suerte llegaré hasta allí y la encontraré.

Caminaba abrazándome a mi cuerpo para menguar un poco el frío, el bosque era espeso y yo no tenía idea de por donde seguir- Vaya vaya, que tenemos aquí.- voltee para encontrarme con tres tipos vestidos como samuráis y un aspecto bastante desagradable.- no es seguro para una jovencita tan linda andar de noche por el bosque, ven con nosotros, te cuidaremos.- Se relamió los labios al decir esto y yo retrocedí instintivamente.-

-Dejenme en paz si valoran su vida.- Amenace, puede que no tenga poderes mágicos como Kagome, pero se defenderme, uno de los tipos se acercó a mí lentamente con una mirada cargada de malicia, cuando estuvo lo suficientemente cerca le metí un puñetazo tirándolo al suelo ¡Como me ha dolido la mano! Es un cara dura...

La chica del bosqueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora