ᴀᴄᴛᴏ 9: ᴄᴜʟᴘᴀʙɪʟɪᴅᴀᴅ

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Mientras Sans se acomodaba con Papyrus en la cama, pudo notar como en el rostro de la mayor había una cortada en su mejilla, la cual ya estaba sicatrizando.

De alguna forma el menor se sintió culpable.

Habia ovaciones en las que el se sentía como un estorbo para la mayor, ya que desde que la mayor los encontró no hizo más que cuidarlos, a el y a su hermano, y no pedía nada a cambio ¿porque lo hacía? ¿porque era tan buena con ellos? ¿Que hubiera pasado si ella no los encontraba ese día? ¿Hubiera muerto ahí mismo con su hermano? ¿Que pasaría si ahora aparte de perder a su madre, también la perdían a ella?.

Esos pensamientos comenzaron a rondar en su cabeza, y sin darse cuenta comenzó a llorar en silencio, la impotencia que sentía en ese momento, y todos esos pensamientos, le tenían revuelto los sentimientos.

Siempre solía pensar eso, pero siempre ignoraba esos pensamientos, pensando que solo eran un tontería.

El leve movimiento y quejidos fueron anotados por la mayor la cual abrió su ojo derecho y notó al menor llorar, se sentó y miro al menor, que aún no se había percatado que ella se había movido, este mismo presionaba sus ojos con fuerza cerrandolos y cubriéndose la mandíbula con tal de no dejar salir sus sollozos.


—¿que sucede Sans? ¿Una pesadilla?—

El repentino hablar de la mayor asusto al menor del cual abrió los ojos de golpe, y no respondió nada, solo trataba de calmar su llanto.

—¿porque...porque estas llorando?—

La mayor volvió a hablar, pero el menor solo se negó a responder.

La mayor tomo a Sans de los hombros, haciéndolo sentar frente a ella y trato de que la mirara a los ojos, el menor solo desvió la mirada, aún lloraba.

—Sans, mírame a los ojos y dime, ¿porqué estás llorando?, vamos, solo respóndeme ¿si?—

El menor, temblando estaba dudoso de hablar, aunque trato de hablar, pero al parecer las palabras no podían salir de su boca, comenzó a llorar más fuerte al no ser capaz de soltar alguna palabra, eso alarmó a la mayor, que comenzó a revisarlo de forma nerviosa, pensando que podría tratarse de alguna herida, golpe o fiebre.

—no tienes ninguna herida, tampoco algún raspón o golpe, ni siquiera tienes fiebre... ¿qué sucede Sans...?—

La mayor comenzaba a preocuparse, el llanto del menor aumentaba de forma considerable, y no tenía la mínima idea del porque este mismo estaba llorando así, ¿acaso fue algo que ella hizo?, abrazo a Sans apegandolo a su pecho, mientras le frotaba la cabeza a modo de Consuelo, en una forma de tratar de calmar al menor, el cual sollozaba en su pecho.

—Sans, porfavor dime..., o trata de calmarte ¿si?, todo está bien, no hay nada de que preocuparse, mírate a ti y a tu hermano, los dos están bien, no les falta nada, yo, no permitiré que les falte algo a los dos, si te preocupa eso, estarán bien, lo prometo..., todo esta bien.—

Sans se armó con el valor necesario para poder soltar unas palabras, presionando la camiseta que llevaba la mayor hablo.

—¿por-porque? ¿Porque eres tan buena con nosotros?,no-no lo comprendo...,  nos cuidas sin pe-pedir nada a cambio, siempre eres amable con nosotros, y en ocasiones es-estos pensamientos... ¡me carcome la cabeza! ¡Ten-Tengo miedo!—

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