Amar Dos Veces | TaeJin-KookJin

9- "Recuerdos y privilegios"

–Cómo van las cosas entre ustedes bro?

TaeHyung suspira. Quiere responder que bien, pero no puede. Quiere mentirle a JiMin, pero aún si lo hiciese, sabe que su mejor amigo lo descubriría más rápido que un experto matemático resolviendo una ecuación de 2+2.

–Aún en proceso...

–Es que fuiste demasiado imbécil para confundir su helado con el de Jennie.

–Ni la menciones. No quiero que se aparezca por aquí. Suficiente tengo con mis padres que siguen preguntando más por ella que por mí.

–Qué complicada tu vida.

–Ayúdame con Jinnie-Hyung, no sé qué hacer para recuperarlo.–Cambia de tema Kim.

–No es tan fácil. Lo abandonaste por mucho tiempo...

–Lo sé fui un imbécil, pero es que Jennie...

–Hablando del rey de Roma...–Susurra JiMin

A lo lejos, un grupo de jóvenes vestidos con ropas de marcas caras están conversando amenamente sobre quién sabe qué. Dentro de ellos, Kim Jennie con un par de amigos y amigas charlan despreocupados seguramente sobre temas relativos a la universidad, sus clases o la fiesta a la que fueron y a la que irán el fin de semana.

TaeHyung los observa de lejos. JiMin igual. Odia la situación de esos niños ricos y desearía haber nacido con los mismos beneficios de ellos que salen a festejar cada fin de semana hasta porque se murió una mosca.
Él en cambio, debe trabajar y estudiar al mismo tiempo, así como mantener su beca, sus notas altas y su relación amorosa, lo cual los dos últimos están jodiéndole la cabeza. A este paso terminará con el cerebro derretido.
SeokJin estaría manteniéndolo de no ser por JiMin, que le brindó un puesto bastante cómodo y bien pagado en una de las cafeterías de sus padres de la cual es encargado. Al menos reparten los gastos entre los dos, pero admite que el mayor suele encargarse un poco más que él en ciertos pagos.
Aún cuando estuvo desaparecido un tiempo nunca dejó de pagar a tiempo lo que le correspondía.

–Pasemos rápido para que no nos note.

–No quieres saludarla?–Se burla JiMin.

Harto de su sarcasmo y reproches, TaeHyung camina rápido, atravesando el campus hasta llegar a su facultad, evitando las miradas, seguido de JiMin, quien apresura el paso para alcanzarlo.

–Perdón.

–Solo porque me has salvado de varias...–Responde corto Tae.

Siguen caminando esta vez adentrándose en los pasillos.

–Cómo va el tema de tus padres?

–Eso... Bueno. Joder. También es complicado.

–Vaya hermano...

–Lo sé.

JiMin tenía consciencia de la situación económica de la familia de TaeHyung. Lo conoció cuando eran muy niños, cuando sus padres lo obligaron a ir una de las plantaciones de café de las cuales conseguían los insumos para sus cafeterías. Ahí vio a un chiquillo todo sucio cultivando semillas de café junto a sus padres; un chiquillo que lo recibió con una enorme sonrisa y un carácter animado, amigable y divertido, tras ver a alguien de su misma edad en un pueblo donde la mayoría eran personas de la tercera edad.

Se veían solo por temporadas, hasta que TaeHyung fue enviado a la capital, a la gran ciudad, a buscar un futuro mejor y no quedarse como un acomodado campesino en las afueras, como su familia. Ahí es donde aparece JiMin y sus padres, que habían visto crecer a Tae, brindándole todo el apoyo necesario. Ambos incluso lograron ingresar a una de las mejores universidades del país.
Así es como su amistad se afianzaría y fortalecería tanto hasta el punto de considerarse hermanos.