CAPITULO 7

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ARIA BROWN

Mi mente empezó a maquinar. A buscar una excusa y dije lo primero que me vino a la mente en ese momento de adrenalina.

-Lo siento.-dije poniéndome de pie con cuidado y lentamente.-es que me duele la cabeza. Quería buscar a la madre para ir a enfermería y ver si podían darme algo.

Me mira de arriba a bajo pero no con desaprobación como fue la última. Sino con algo más, la verdad no sabría definir que se ve tras sus ojos. Pero me genera tanta repulsión que ni siquiera puedo mantener su mirada por tanto tiempo.

-Comprendo. ¿Es mucho tu dolor...?- pregunta y entiendo que el espacio en blanco que deja al hablar es para que le diga mi nombre.

-Aria. Mi nombre es Aria.

-Aria.-dice y no sé porque de inmediato detesto escuchar mi nombre en su voz. Es como si lo saboreara de manera sucia.- ¿Te duele mucho la cabeza? Lo que sucede es que las monjas y yo tenemos una reunión importante y la enfermera ya no está. ¿Crees poder esperar hasta mañana?

Haría lo que fuera para no seguir viéndolo ni escuchándolo por lo que asiento rápidamente.

-Muy bien.- da un paso hacia a mí, se coloca de lado haciéndome un gesto con la mano para que empiece a caminar en dirección a las habitaciones. Lo hago de inmediato pero despacio, ya que siento como inicia a caminar a mi lado. -Sabes Aria, cuando te duela algo deberías ir a la enfermería cuando está la enfermera. -coloca una mano en mi espalda baja empujándome a caminar mas rápido, poniendo mi cuerpo tenso instintivamente.- ¿no deberías saber ya los horarios del instituto?

Mierda. Si debería ¿me habrá descubierto?

Vamos Aria, piensa rápido.

Me alejo un poco para quitar su mano de mi espalda y lo miro sonriente.

-Sí, lo sé. Pero como a veces la enfermera se queda hasta tarde hablando con alguna de las madres... pues tenía la esperanza de que hoy ocurriera algo así.

Me mira a la expectativa, como si estuviera de verdad analizando lo acababa de decir.

-¿Y cómo sabe usted, señorita Aria? Si se supone que a estas horas todos deberían de estar durmiendo.

Jo -der.

Aun así mi mente maquina deprisa.

-Lo sé, padre Nicolás, porque un día fui con la enfermera por un dolor de cabeza y mencionó eso.

Me mira con los ojos entrecerrados, desconfiado. Pero se recupera de inmediato y me sonríe.

-Muy bien. Pues entonces buenas noches. Sube a tu habitación ya.- Me dice poniendo sus manos entrelazadas en su espalda. Me apuro a subir sintiendo aún sus ojos en mi cuerpo pero lanzando un suspiro de alivio. - ¿señorita Aria?- Me detengo en seco y volteo mi cabeza para verlo.- ¿muchos dolores de cabeza no? Creo que la enfermera tendrá que tomar medidas más efectivas para su problema.- Y con esas últimas palabras y una última mirada de cuerpo completo hacia mí, se marcha.

Subo corriendo las escaleras y me apresuro a llegar a la habitación, abro la puerta y la cierro de golpe, dejándome caer contra esta respirando apresuradamente e intentando calmarme.

Cierro mis ojos un momento y vuelvo a abrirlos. Veo a Harper aún dormida en su cama. Cuando logro calmarme completamente, camino hasta mi cama y entro en ella cubriéndome por completo con las sábanas.

Y aunque me cuesta -por todo lo que mi mente piensa sobre el encuentro extraño con el padre Nicolás- logro quedarme dormida con un mal presentimiento en el estómago.

El Misterio De DexterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora