Retorno de un viejo amigo

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Claro que no recordaba; y era lo que mas le molestaba. ¿Cómo había sido tan estupida para emborracharse al punto de llamar a Gabriel en la madrugada?, si fue capaz de eso no quería ni imaginar lo cerca que pudo haber estado de declarase frente a él.

Odiaba sentir como su cuerpo se estremecía de solo pensar en Gabriel, mas aun cuando despertó aquel día y lo vio en su departamento; no negaría que ver la versión mañanera de su colega, despeinado y con una voz ronca calentó ciertas partes en ellas que no debería, pero no podía permitirse este sentimiento, no cuando su alterego que la ha acompañado durante la mitad de su vida estaba volviendo.

Vivir con la constante fuerza de mantener suprimido tu trastorno alimenticio es una lucha que solo Nathalie conoce, y sabe lo difícil que es.

Unos años antes de ser elegida como étoile, Nathalie conoció a quien habría sido su mas grande amor, y el causante de su maldito TCA. Richard era por mucho, el bailarín mas apuesto a los ojos de la azabache, alumno de un nivel superior al de ella. Su historia de romance podría describirse como Romeo y Julieta, dos almas enamoradas con un amor imposible de florecer, en donde los enigmáticos encuentros entre ambos transformaban su noviazgo en un cuento de hadas.

Desafortunadamente para Nathalie, la ambición de Richard logro apoderarse de ella, propiciándole lo necesario para que fuera la mejor, tal cual lo era él, sin importar el costo de ello.

Todavía por las noches, cuando el insomnio tocaba la puerta, Nathalie se aferraba inconscientemente a su almohada recordando una y otra vez como Richard la destruyo, declarándole amor eterno y a la vez engañándola con una bailarina "mas de su tipo, delgada" como mencionaba él.

Fue duro, jodidamente difícil; un callejón sin salida con la muerte siguiéndote los talones. Jamás olvidaría la pesadilla que tuvo que vivir sola... casi sola realmente. La imagen de Gabriel se proyectaba en su memoria, siempre recordaría como descubrió su secreto y el soporte que le brindó a pesar de sus pequeñas rivalidades; de solo rememorar se le calentaba del corazón.

Un corazón lastimado y temeroso, aterrado diría yo, que se autosaboteaba al pensar que estaba sintiendo algo por el platinado, y con ello, la posibilidad de ser herido nuevamente; y no solo destruyéndolo por completo, reavivándose con mas fuerza que antes el TCA.

Nathalie sabía el costo que involucraba recaer y en estas fechas, cuando el Cascanueces va tomando forma a solo un mes de su estreno no podía permitirse ser débil; debía de anteponer el bienestar de todos, de la Opera, del Ballet y de los niños, en especial Marinette, no podía enterarse, mucho menos verla en este estado. Tenía que ser fuerte, no dejaría que el TCA le robará mas cosas de las que ya se había llevado para siempre.

- Nathalie, ¿me escuchas? - Gabriel se acerco mas a Nathalie - Deberías ir a descansar, te noto pálida.

- Me distraje un momento pero estoy bien - recomponiéndose en su silla volteo a verlo - ¿Podrías repetir en lo ultimo que quedamos por favor?

- Claro - aun dudoso Gabriel volvió a explicar la propuesta de escenografía para el Cascanueces.

Después de una hora la reunión entre ambos maîtres se dio por finalizada, velozmente Nathalie tomo sus pertenencias para salir lo antes posible de ahí. Necesitaba tomar aire, en cuarto de reuniones, aun siendo enorme se sentía tan pequeño incapaz de subsistir dentro de él, sus delicadas manos comenzaron a temblar causando una secuencia de torpezas al guardas sus cosas hasta que una mano sobre la de ella detuvo lo que estaba haciendo.

- ¿Que sucede Nath? - el rostro de Gabriel se contrajo de preocupación.

- Nada - reanudando sus movimientos termino de acomodar todo - Si me disculpas debo volver, Marinette espera por mí - escapando del agarre de su colega la azabache se perdió de la vista del platinado.

𝑷𝒂𝒔 𝒅𝒆 𝑫𝒆𝒖𝒙Donde viven las historias. Descúbrelo ahora