Amigos

3K 362 73
                                    

Espero que les guste~

Nota: ¡Ya quiero llegar al capitulo de Wukong! 

xD

Nota-2: ¿Qué le podría decir Pigsy a Macaque?

Para Macaque, el silencio es una bendición que pocas veces a podido disfrutar debido a su buena audición pero desde que su hijo empezó a hablar, no pudo evitar disfrutar su voz. Divagaba mucho, soltando todo lo que se le venía a la mente, haciendo grandes gestos y siendo expresivo de una manera que resultaba gracioso, siempre lleno de emoción. Aunque el tema más recurrente últimamente era de un pequeño grupo que llamaba sus amigos, quienes lo habían ayudado durante su tiempo en la calle.

Hablo del Sr. Pigsy, un demonio cerdo al parecer, con aspecto tosco pero amable, que siempre le preparaba una sopa cálida y llena de mucho sabor cada vez que lo podía visitar.

Habló del Sr. Tang, un humano de anteojos, quien era torpe y algo creído pero contaba grandes historias y era el responsable de que fuera fanático de Monkie King.

También habló de Mei-Mei, una niña de su edad o quizás ligeramente mayor, sonriente y aventurera, quien se llamaba a sí misma su mejor amiga y siempre lo abrazaba, sin importarle la suciedad que había tenido en esos momentos.

-...oh, así que Mei-Mei grito y entonces, el Sr. Pigsy, tiro su cuchara de madera favorita y golpeó justo en la nuca al Sr. Tang. Él se cayó de cara al piso, fue muy gracioso- rio MK, al parecer divertido ante el recuerdo. Los quería, había tenido breves pero buenos momentos con ellos, quienes lo aceptaban sin importar que no hablara y lo sucio que estuviera, siempre lo recibían con los brazos abiertos y grandes sonrisa. Tarareo para si mismo, balanceando sus pies ligeramente, pensativo. Los extrañaba, los extrañaba mucho y se preguntó si había alguna manera de volver a verlos. Miró a su papá, quien parecía estar organizando algunas cosas para su siguiente show pero que lo escuchaba con atención.

-¿Todo bien, pequeña sombra?- el mono miró a su hijo al ya no escucharlo hablar, notando la expresión pensativa en el rostro ajeno. El niño dudo, mordiéndose el labio inferior, jugando ligeramente con un lápiz que había sobre la mesa.

-Yo...- su papá no se enfadaría, lo sabia, pero el recuerdo del hombre malo que le gritaba cada vez que preguntaba algo era difícil de olvidar. -...¿podemos...?- dudo, alzando la vista, el mono mostrándole una suave sonrisa y haciéndole un gesto para que continuará. -...¿Podemos ver a mis amigos?- se animo a preguntar, esperanzado y tímido. El mono tarareo, pensativo, viendo de reojo el reloj colgado en la pared.

-Pues...si alguien se cambia en los siguientes minutos...- señalo al menor, quien se había despertado tarde y no se había cambiado la pijama. -...podemos ir a almorzar allí- lo que sea con tal de hacer feliz a su hijo.

-¡¿En serio?!- se emociono, mirando a al mayor con ojos brillantes, soltando un chillido cuando este asintió. -¡Me cambiare!- se bajo de un salto de la silla y corrió hacia habitación, tropezando en el camino, rebuscando entre sus cajones para ver que ponerse. El mono bufo, divertido ante eso, levantándose de su lugar. Bueno, iba a salir para el almuerzo.

MK se vistió en tiempo récord, aunque tenia la ropa algo torcida y estaba despeinado, nada que le papá no pudiera arreglar. Así que, después de asegurarse de tener lo necesario, de arreglar un poco al menor y de que el mayor usara su glamur para disfrazar su apariencia, se dispusieron a salir. El castaño se aseguro de aferrarse a la mano de su papá, mirando a su alrededor, sonriendo cuando el camino se empezó a volver cada vez mas familiar y sintiendo una ola de emoción invadirlo al ver aquel enorme cartel sobre el pequeño lugar.

-¿Emocionado?- Macaque enarco una ceja al notar como su hijo daba pequeños saltos en su lugar.

-Mucho- asintió, aunque también estaba muy nervioso. Era diferente, ahora estaba limpio y hablaba, estaba cuidado y venia con su papá pero esperaba que ellos lo quisieran aun y que lo hubieran extrañado tanto como él a ellos. Entraron, un fuerte olor a comida golpeándolos, notando que el lugar no estaba muy lleno pero los ojos del menor se enfocaron en quien estaba detrás del mostrador. -¡Sr. Pigsy!- chillo al ver al chef, avanzando con pasos rápidos.

-¡MK!- los ojos del demonio se abrieron con asombro y fue rápido en salir de su puesto, acortando rápidamente la distancia y envolviendo al chico por el que había estado tan preocupado en un fuerte abrazo, llegando a alzarlo ligeramente.

-¿MK?- el mencionado alzo la vista ante la voz, sonriendo enormemente al ver un rostro familiar acercándose.

-¡Sr. Tang!- y muy pronto, estaba en medio del adulto y del demonio, algo aplastado en ese abrazo pero sin importarle, rodeado de cariño y calor. Macaque los miro, sonriendo ligeramente al ver a su hijo feliz.

-Estábamos tan preocupados por ti- sollozo el humano de anteojo, soltando al menor solo para poder limpiarse las lagrimas.

-¿Donde estabas?- el demonio fue brusco pero preocupado.

-Me enferme...- lo miro con pena, sintiéndose mal por haberlos preocupados. -...pero alguien me salvo y me ayudo. Ahora tengo un hogar, comida, ropa, muchos juguetes y alguien que me cuida- se separo de sus amigos para volver con su papá, tomando su mano y sonriendo enormemente ante las miradas de sorpresa en los rostros ajenos. -El es mi papá~- Macaque no pudo evitar sonreír con cariño ante lo orgulloso que se veía su hijo.

-Hola, MK me ha hablado mucho sobre ustedes- sonrió, sin poder evitar mostrar ligeramente sus colmillos, divertido al verlos sudar y tensarse. Siempre era divertido asustar un poco a las gente.

Papa MacaqueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora