Reino de la LuzLa vanidosa reina, segunda esposa del rey de los elfos camina dando vueltas por toda la habitación como señal de profunda desesperación y preocupación. Su dama de honor, esa que siempre la ha acompañado y ha sido su más fiel consejera atraviesa las puertas de esa habitación.
- ¿Hay alguna novedad sobre mi hijo? -juega con sus manos y mira fijamente con lágrimas en los ojos a la elfa de enfrente. El deseo de saber al menos cualquier dato sobre su hijo la lleva atormentando durante días.
- No majestad, el príncipe no ha dado señales de vida, fue visto por última vez en las cordilleras de las montañas del norte, rumbo al reino de Ácaron -le dice manteniendo su posición firme con las manos tras su cuerpo y la mirada baja cuando culmina el reporte
- Por nuestros antepasados... ¿Dónde está mi hijo? -grita angustiada la reina y cae al suelo entre llantos. La consejera va a socorrerla
- Majestad... levantese por favor -ruega sosteniendo su brazo pero la reina la aparta de un empujón y sale de allí con largos pasos cargados de rabia y odio.
La forma en la que camina apresurada hace que cada sirviente en el castillo se haga a un lado haciendo espacio. Llega sin mucho esfuerzo hasta estar unos pasos frente a la puerta de la reina Antára, quién ya se había encargado de poner seguridad fuera de su alcoba. Los elfos guardianes bajan la cabeza ante la reina...
- Exijo ver a Antára -pide y automáticamente ellos se miran el uno al otro y cruzan los bastones impidiendo su entrada
- El rey pidió que la reina Antára no fuera molestada -dice uno de ellos mirando a la segunda reina
- ¡Soy su reina! -se exalta y en un movimiento de sus manos combinando su poder logra que los guardias suelten sus armas y queden cada uno pegado a la pared a cada lado de la puerta.
Ella las atraviesa y los deja caer al suelo. Lo primero que sus ojos ven es al rey sentado a un ado de su amada tomando su mano, y a esta recostada en la cama mirándola con confusión por la manera abrupta de abrir la puerta de su habitación.
- ¿Esto haces mientras tu hijo está desaparecido? -reclama sin respeto alguno
- Cuida tu forma de hablar Cristi -se levanta rápidamente y la mira con enojo
- No ha nacido esa criatura y ya estás descuidando tus deberes como rey -habla sin medir las consecuencias- ¡Primero le impones al reino una niña humana, permites que halla una de esos salvajes en el castillo y ahora prefieres velar a Antára antes que el bienestar de tu hijo! -grita con desesperación- ¡Serás madre!, ¡No sabes cómo se siente perder un hijo! -le dice a la otra reina dejando que las lágrimas recorran sus mejillas.
- Es suficiente, ¡Guardias! -habla el rey de manera autoritaria- Lleven a la reina Cristi a sus aposentos y seqquedará ahí hasta que recapacite por su aptitud y su manera de dirigirse hacia mí -ordena el rey y rápidamente los elfos que estaban fuera la toman por cada braza llevándola fuera entre sus gritos y maldiciones contre su enemiga legendaria.
- Lamento mucho todo esto -se acerca el rey a la cama nuevamente
- No debiste tratarla de esa manera, solo está angustiada por su hijo -comenta mirando hacia abajo- Siento cada noche esa misma sensación al no saber cómo está mi pequeña -una lágrima se deja ver
- ¿Quieres que mande a alguien a verificar que nuestra pequeña está bien? -le pregunta el rey y ella lo mira con ojos brillantes
- ¿Harías eso? -le pregunta sin poder creer que eso fuera posible, pues viola completamente uno de los puntos de la alianza
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Ámbar {La maldición del guerrero híbrido} 🔹EDICIÓN Y CORRECCIÓN🔹
FantasíaÁmbar, una humana en un mundo de criaturas inimaginables. Él, un guerrero maldito, un líder, un rey ambicioso que únicamente vela por los intereses de su reino. Tras un noble sacrificio, ella deberá demostrar a los habitantes de tal mundo que ser re...