Capitulo 4 (Tú y yo juntos)

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Cada día que pasaba sentía que él era la única persona que sabía cómo alegrar mis días.

En enero volvimos a reunirnos el grupo de amigos en la casa de Natalia para hacer karaoke. Una semana antes habían llegado unos familiares de vacaciones, así que para no ser descortés (y para que me dejaran salir con más facilidad) fui con un primo menor que yo, de unos 10 años.

Todos mis amigos se divertían, al ponerlo de este modo sonare como la aburrida del grupo pero yo era la única que estaba sentada en el piso viendo a los demás. La verdad me sentía incomoda, como si fuera una completa anónima ¿y cómo no? Todos estaban en grupos pequeños, y pues él con unas amigas. Quisiera decir que no sentía celos, creo fielmente que no era así, solo que la forma en que me ignoraba era tan hiriente y me confundía tanto que preferí alejarme, sentarme en el piso y ver a mis amigos reír y cantar a gritos.

Al rato llego Andrés y se sentó en el piso junto a mí. Me pregunto que me pasaba a lo cual le di una de mis respuestas más comunes "Nada, estoy normal". Me vio a los ojos y no sé qué pensó pues luego de unos segundo se giró y se fue deprisa para donde sus amigas. Yo seguí sentada un rato más y luego al ver a mi primo sentado en una esquina con dos de mis amigas fui hasta allá.

Comencé a hablar con ellas mientras que mi primo fue por un poco de agua. Al volver traía una bolsa, no sabía que era hasta que recordé que después de mi cumpleaños en uno de los tantos mensajes que Andrés me había mandado dijo que pronto me daría un regalo por mi cumpleaños. Abrí la bolsa con curiosidad y encontré un peluche y unos chocolates. No sabía que hacer puesto que aún me sentía molesta con él y además seguía con sus amigas, no me acercaría a donde él se encontraba, eso estaba claro.

Al llegar la noche me sitúe afuera de la casa con un amigo el cual me estaba preguntando acerca del asunto e intentaba darme consejos, quería que hablara con él pero sabía cómo era yo y eso no pasaría. Luego vi pasar muy cerca de nosotros a Andrés quien ya se había despedido de todos adentro, debía irse con sus amigas a casa. Agache un poco la cabeza para que mi cabello me cubriera ya que tenía los ojos llorosos, sentía ganas de largarme a llorar y en ese punto ya no sabía porque.

Al despedirse de mi amigo y cruzar unas cuantas palabras en voz baja me tomó de la mano y me llevó a unos metros de ahí. Me rodeo la cintura con sus brazos y yo lo abrace fuerte. En serio sentí que me largaría a llorar en ese momento.
Empezó a susurrar en mi oído:

-¿Que tienes? Y no me digas que nada por favor, sé que te sucede algo y quisiera saber, no me gusta verte así.

-Tengo que tal vez yo soy una chica común, con un cabello común y una sonrisa común. Tan común que nadie la quiere, tan común que todos ignoran y lastiman. Porque ¿a quién le importa una chica así?

-A mí, a mi realmente me importas. Y ya sé que no te hable en todo el día, soy un tonto ¿qué esperas de mí? -me soltó un poco para verme a los ojos- En todo el día quise hablarte, pensaba de que forma hacerlo. Cuando por fin lo intente sentí que no me querías cerca y preferí no molestarte.

Lo abrace de nuevo y le di las gracias por el regalo. Duramos un rato más abrazados y luego escuche gritar a lo lejos a una de sus amigas, se estaba haciendo tarde para irse. Me miro a los ojos y se acercó suavemente a mí, el rose de sus labios fue una sensación sin descripción alguna. Luego volví a abrazarlo y nos despedimos.

Amor efímero.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora