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La hora del Gran Baile Real había llegado.
Naomi, Lucy y Higuchi lucían vestidos elegantes que las habían ver aún más hermosas de lo que ya eran. Tres chicas de condición Omega, de familias adineradas que podían ser parte de la realeza. Una de ellas la futura esposa de Ryūnosuke.

El Rey azabache contemplaba todo detrás de una cortina, asomándose con cautela para no llamar la atención. Atsushi estaba a su lado, deteniendo su corona e invitándolo a usarla, pues Ryūnosuke debía llevarla en su cabeza desde el momento en que saliera frente a los demás.

— Vamos, Ryū. Debes ponértela... La corona y tú se llevan bien...

Insistía, sonriendo con el mismo esfuerzo que antes. Amaba ver a Ryūnosuke con corona en los bailes reales, o en presentaciones importantes, pero esta vez, este baile era con un propósito totalmente distinto a los anteriores, y uno bastante malo para los dos.

Pónmela tú, Atsu. Eres mi mayordomo y debes hacerlo.

Ordenó con autoridad. El albino sintió una nueva punzada en el pecho al ser llamado "mayordomo", si bien lo era, su relación con Ryūnosuke iba más allá de ser Rey y mayordomo.

Cuidadoso, acomodó la corona en la cabeza del azabache, peinando su cabellera con sus dedos. Era suave, y no se enredaba fácilmente.

— Elige a la mejor, Ryū.

Repitió, mirando hacia abajo como si no le importara lo suficiente. Akutagawa no pudo evitar sonreír. Tenía en claro sus decisiones, ignorando las consecuencias que éstas pudieran traer después.

— ¿Quieres que deje una para tí?

No, Ryū... Ellas también son Omegas... Dos Omegas no podemos estar juntos. Tú eres un Alfa y puedes escoger la que te guste y ser muy felices juntos. Se van a casar... Van a vivir juntos y se amarán mucho... Tendrán hijos...

Atsushi estaba llorando otra vez. Pronto, tallaba sus ojos con las palmas y puños de sus manos, queriendo deshacerse de las lágrimas rápidamente. Le avergonzaba llorar frente a Ryūnosuke, pero no podía soportarlo, sentía abandono y dolor. No imaginaba una vida siendo el mayordomo de Ryūnosuke luego de que él tuviera una esposa Reina.

No llores, que no me gusta verte llorar. Sólo bromeaba.

Lo acercó a él para abrazarlo a manera de consuelo, acariciando su espalda con una de sus manos.

Ryū...

— No importa el tiempo que me lleve. Tú y yo estaremos juntos al final, es una promesa.

Separados del abrazo, miró por segundos los hermosos orbes bicolor de su Omega predestinado, y se acercó a sus labios para besarlos, aprovechando que no había nadie que pudiera verlos.
Sus rostros estaban sonrojados, y sus corazones latían con fuerza, como si quisieran escapar de sus pechos.

— Te amo, Atsu. Por favor, sé paciente y espera a que podamos estar juntos.

Atsushi sintió una falta de gravedad, creyendo que caería hacia uno de los lados al ver que todo giró en su vista por segundos.

— También te amo, Ryū. Yo te esperaré... Aunque me den miedo tus padres...

<<Bienvenidas a todas las jóvenes doncellas que han asistido al evento real, dónde se elegirá a sólo una de ellas como futura reina del trono del Rey Ryūnosuke Akutagawa. Su majestad, su presencia es bien recibida en este momento, adelante>>

Ryū fue llamado al escenario del baile, por lo que tuvo que dejar solo a Atsushi.

El albino no tenía trabajo asignado esa noche por cuestiones del baile. Lo único que quedaba por hacer, era ir a su habitación e intentar dormir, pues tampoco fue invitado a la ceremonia.

Una vez estando acostado en su cama, alguien intentaba abrir con fuerza la puerta de la habitación, alguien que no era Ryūnosuke.

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⏰ Última actualización: Aug 20, 2022 ⏰

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