Capítulo 11

523 18 1
                                    

—Menuda imagen se va a llevar de mi tu representante, pero no te pases. Solo te he invitado hoy a desayunar esto, pero ni por asomo voy a dejar que te atiborres a pasteles. Si no quiero que fumes ni bebas alcohol, está claro que tampoco voy a dejar que perjudiques tu salud con esto.

—¿Vas vigilar mi dieta también?

—Voy a vigilar lo que sea necesario hasta que sepa que te sucede. Entonces, y solo entonces, te daré opciones. —Me replicó con tanta rotundidad que dudé por unos segundos si estaba fingiendo una seriedad forzada, o realmente lo sentía así. Una leve sonrisa me confirmó lo primero.

— ¿Me darás opciones? Vaya, espero por mi bien que averigúes pronto lo que me sucede. Me da la sensación de que voy a tener más limitaciones que privilegios.

—Pues no sé por qué piensas eso, de hecho, te pido ahora mismo que dejes de tener esas malas sensaciones. No te he pedido que hagas grandes esfuerzos, solo que descanses y por lo que me cuentas, todo ha ido bien en esta semana. Así que no deberías preocuparte. Porque está todo bien, ¿no?

No sé si fue mi gesto, aunque procuré que mi cara fuera lo más neutral posible, o tal vez fue porque Daniela tenía el don de leer la mente y no me lo había confesado. No era la primera vez que su tono de voz servía para cuestionarme así, como si no quisiera hacerlo, pero sabiendo bien que algo le estaba ocultando. Pero fue escuchar aquel disfrutar y a mí mente regresó la idea primordial de por qué no la había llamado durante aquella semana, y había esperado a tenerla frente a frente para contarle que no, que no todo había estado tan bien como le hice creer. Que efectivamente le había omitido un detalle de mi estado de salud que supuse que no debía dejar pasar. Sobre todo, porque aún me provocaba congaojo al recordarlo.

El asunto era como explicárselo sin desear que la tierra me tragase, pero a juzgar por cómo me cuestionó, supuse que ya me había delatado solita.

Apenas fueron unos segundos en silencio, pero fueron suficientes para que ella diese un sorbo de su café sin dejar de mirarme.

—Ocurre algo, ¿verdad? — me dijo justo cuando yo trataba de buscar las palabras exactas para empezar a confesar. — Maria José...

—Eh, no, bueno sí... Algo si sucede. Pero no estoy segura de que tenga que ver con esto que me pasa, o si...

—¿Qué ocurre? — me interrumpió. Supuse que siendo consciente de que iba a empezar a buscar veinte mil excusas antes de explicarle. Pero no era mi intención. Realmente quería contárselo, y por suerte mi mente fue rápida para encontrar el símil perfecto. Mi extraña relación con algunos sueños.

—Veras, sé que tendría que habértelo dicho antes, pero no te enfades conmigo. Tal vez no tenga nada que ver con la enfermedad, sino con otra cosa. Pero la verdad es que me asustó bastante—comencé mientras ella dejaba la taza sobre la mesa y me prestaba toda su atención. Tuve que desviar mi mirada varias veces para poder poner en orden mis pensamientosHace años que sufro una extraña situación cuando duermo. No pasa siempre, pero es más habitual de lo que me gustaría, la verdad.

No sé si alguna vez te ha sucedido, pero a mí en ocasiones me pasa que creo estar despierta mientras duermo. Estoy en la cama y veo mi habitación, veo todo lo que me rodea y soy consciente de que estoy ahí, hasta que noto que hay algo o alguien cerca de mí.

—¿Algo o alguien?

—Si, Daniela. Yo estoy en la cama despierta y noto una presencia que de pronto me empieza a dar mucho miedo. No veo nada, pero si lo siento. Incluso a veces he notado como me tocaban en los brazos, o en la espalda—traté de explicar mientras observaba como el rostro de Daniela empezaba a mostrarse cada vez más serio—Es entonces cuando intento reaccionar, porque realmente siento mucho miedo, y ahí es cuando me doy cuenta de que no estoy despierta, sino que es un sueño. Que estoy soñando.

EN TUS MANOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora