Nueve

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De una forma u otra ahora se encontraban en la habitación de Sunoo besándose.

El omega estaba en el regazo del alfa, sus piernas abiertas abrazando la cintura del alfa y sus manos acariciando el pecho de Ni-ki.

No sabían como habían llegado a esta situación.

Todo había comenzado con el alfa en la habitación del omega haciendo tarea, después Sunoo le quiso mostrar sus luces led que tenía colgadas en su cuarto.

Y Ni-ki no pudo evitar besarlo... Sunoo se veía hermoso bajo esas luces moradas.

Se besaban con hambre, permitiendo al alfa meter su lengua y empezar a besarse más profundo.

Ni-ki sostenía las caderas de Sunoo sintiendo los pequeños movimientos
y pequeños sonidos que hacían al alfa enloquecer.

No hay que culparlos.

Son adolescentes.

Cualquier adolescente se calienta.

Cualquier adolescente toma cualquier oportunidad para tener una sesión de besos con la persona que le gusta.

El omega de dulces labios sabor a malteada de fresa disfrutaba del fuerte aroma a vino y jengibre.

—Nini... —el omega susurró y el alfa
se separó un momento pero dejó unos cuantos besos de piquito en los labios del omega.

—¿Si, Sun?

—¿Qué estamos haciendo? —se separó un momento.

Seguía arriba de su regazo, sus manos separaron al alfa que lo veía directamente a los ojos.

Los ojos verdes del alfa estaban un poco oscuros y sus labios estaban hinchados.

—¿P-practicando besos? —tartamudeó el alfa, al ver la duda en el rostro de Sunoo se preocupó. —¡E-eso, practicamos besos!

El omega sonrió y acarició los rizos del alfa:

—¿Prácticas para tu futuro omega? — pregunto divertido.

El alfa hizo una mueca.

Tu eres el único omega que quiero.

—No exactamente, pero ¿te molesta, Sun?

El omega negó muchas veces.

—Me agradas, Nini. —dejó otro beso en sus labios. —y siento que me gusta besarte y todas esas cosas, creo que te tengo mucha confianza. —el omega sonrió.

Ni-ki acarició la cadera de Sunoo por arriba de la falda rosa pastel.

Volvió a besarlo sorprendiendo al omega que rió y continuó el beso.

Horas después los dos se encontraban viendo al techo de Sunoo.

Estaban hablando solamente acerca de estupideces y cosas sin sentido.

—Creo que compraré una granja cuando crezca. —dijo Ni-ki.

—¿Por qué?

—Así podré tener cosas de granja... ya sabes, gallinas y así.

Sunoo rió.

Se volteó a ver al alfa que estaba recostado junto a él.

—¿Entonces no quieres tener una vida llena de lujos o fiestas?

El alfa de volteó para poder ver al omega.

—No lo creo, prefiero este tipo de momentos antes que salir de fiesta o algo por el estilo... —el alfa suspiró. —¿tú?

—Igual, me agradan las fiestas y partidos, todo ese tipo de cosas me emocionan pero siempre terminan agobiándome de una forma u otra.

El omega se sentía tranquilo con Ni-ki a su lado.

Sunoo no entendía porque se sentía tan ¿seguro? ¿tranquilo? cuando estaba con Ni-ki.

Era reconfortante hablar con el alfa, le brindaba paz y una forma de estabilidad a sus pensamientos.

Los dos siguieron hablando durante toda la noche sin darse cuenta que se quedaron dormidos el uno al lado del otro.

Los dos siguieron hablando durante toda la noche sin darse cuenta que se quedaron dormidos el uno al lado del otro

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𝐏𝐥𝐚𝐲𝐢𝐧𝐠 𝐅𝐨𝐨𝐭𝐛𝐚𝐥𝐥 𝐚𝐧𝐝 𝐜𝐡𝐞𝐞𝐫𝐥𝐞𝐚𝐝𝐢𝐧𝐠 #SunkiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora