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No sabía que eso ocurriría, si se lo hubieran dicho antes o si viera una pizca del futuro no creería que esa fuese su vida, su futuro, creería que es de alguien más. Yunho tampoco creería eso, si las cosas se dieron de esa manera estaba fuera de su control, pero fue Mingi quien más tenía el presentimiento que ambos no iban a desaparecer rápido de los pensamientos del otro.
Mingi se encontraba leyendo, frente al banco del gran ventanal de la lavandería, cuando escucha la campana de puerta sonar, avisando la entrada de un cliente.
Bienvenido es lo que dice Mingi, aun mirando el libro para cerrarlo y levantar la mirada. Yunho, todos sus sentidos se paralizan, es realmente atemorizante la forma en que lo hicieron, tanto control por una persona.
Los dos se miran sorprendidos, sin hacer nada más que procesar la información, hasta que uno de ellos despabila.
El más bajo de los dos le pregunta a Yunho en que puede ayudarlo, todo eso fue tranquilo, al final era lavar ropa, apretar unos botones y ya, pero era parte de su trabajo así que obvio que tenía que decirle a Yunho como, pero el susodicho ya sabía cómo hacerlo, esa lavandería es recurrente para él, solo disfrutaba de las palabras del chico. Yunho se fue hacer otras cosas mientras esperaba al lavado y secado, volvería después para buscar su ropa.
Mingi quedo volando un momento en su cabeza, cuando su compañero lo despierta.
−Lo conoces?, ¿muy alfa no? Lo sentí hasta allá atrás.
"Si". Es lo único que Mingi puede responder.
Después de una hora y media Yunho vuelve a la lavandería, el sol ya está bajando, el reflejo de este está por todo el local, dando su hora mágica, justo con la entrada de lo que Mingi piensa fue también la llegada de un príncipe.
Pero el sol, el sol estaba en toda su piel, sentí su olor más intenso "café", pensé y de repente ya no estaba en la lavandería con olor a jabón y burbujas bailando en el aire, estaba en una cafetería y afuera llovía.
Saco su ropa y la metió dentro de un bolso negro, se dirige a pagar y registrarse, cuando un pulso, un escalofrió pasa por todo mi cuerpo, con la cercanía del otro, fue corto pero fuerte, una corriente de electricidad de pies a cabeza.
No era mi celo, aún faltaban días, nunca se adelanta o se atrasa y todo era café, era lo único que existía en ese momento
Yunho solo me mira, el tiempo paso tan lento mientras escribía su nombre, dejo el lápiz y sus ojos cambiaron o eso pensé, no había visto color como los de él y el sol y el café.
Sentí que mi olor se hizo más fuerte y a lo lejos sentí a mi compañero como presenciaba la escena que ni yo mismo me creía.
El dueño de esos ojos estiro su mano y como un susurro, un secreto, ni siquiera me acuerdo si realmente hablo o si yo lo imagine, la manzana estaba ahí y los lobos estaban hambrientos.
−Ven conmigo.
Tome su mano en mi lucidez y mitad sueño.
Deje todo, ni siquiera pensé en el turno, mi familia, mis amigos y compañero o mi propia vida, le tome la mano y como si mi lobo hablara dije, sí.
Salimos de la lavandería, me pegue al costado de Yunho mientras caminábamos, no tome en cuenta donde nos dirigimos, el camino, la hora, el día, el clima, solo que de un momento a otro estábamos en un departamento
Yunho nunca me soltó, incluso al sacar la contraseña de la puerta, mi olor estaba más fuerte y hasta yo mismo lo sentía dulce.
Dentro no hubo explicaciones, no hubo acuerdos o consentimiento, todo era muy intenso, en especial aquí, una cafetería y está lloviendo.
Nos movemos a la habitación, como si de un refugio se tratase, en el cuello de Yunho me escondí, no quería salir de ahí, como cuando era niño en el jardín de mis abuelos, no quería que me arrebataran de mi lugar feliz, ahí era, ahí estaba.
Un beso, piel con piel, no solo fue mi celo, también fue el de él, demasiado intenso, demasiada pureza, todo fue nuevo, lento y rápido, era amor, pero también era pasión.
Cuando en un momento de pausa, como si ese momento fuese para simplemente respirar, dejo de llover sobre la cama, sobre nosotros, sobre Yunho, sobre mí.
Él y yo nos miramos, el café se convirtió en uno de grano puro, que incluso hacía que mi nariz doliera un poco y el chocolate se hizo más dulce
Y ya no estaba lloviendo, el chocolate no era amargo, estábamos en una cabaña en el bosque, con chocolate caliente al lado y café en el otro, todo estaba en calma, el atardecer se veía por la ventana, con su ultimo rayo, como si de un sueño, una fantasía, un deseo, dos lobos, uno gris y uno negro persiguiendo mariposas, a la luz del atardecer.
La luz vio la oscuridad y la oscuridad la luz, un eclipse se formó y todo regreso a esos ojos, a esos maravillosos ojos, a esa piel, a ese olor, a ese hombre, lobo y nombre, Yunho.
Tal fue la intensidad de todo que desaparecimos por tres días, sin ir al trabajo, estudiar, estando allá afuera, pero ¿por qué estarlo? Si acabo de encontrar una casa, agua en el desierto, calor en el crudo invierno.
Tres días donde casi nos deshidratamos, pero estábamos tan idos en nuestros lobos, en lo primitivo que nada de eso importaba, las marcas, las mordidas, los moretones, las lágrimas, la sangre, ya no quedaban manzanas en el árbol, pero la semilla siempre crecerá, el sol volverá a salir.
Y Yunho y Mingi tendrían un lugar al cual volver siempre.
Fin.
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<3 Finalmente termine esta mini historia del yungi, después de tanto tiempo tenerla ahí guardada, pero es que como que no podía seguir la historia, pero finalmente ahora que estoy de vacaciones la pude terminar, en un día, jeje.
Esta historia nació desde que ya no encontré más historias yungi omegaverse y me tuve que pasar a leer a AO3, y eso que yo re juré que nunca me iba a mover de wattpad, pero bueno gente EL YUNGI ES PRECIOSO ESCRIBAN MAS DE ELLOS.
Les juro que quería escribir la cochinada del final, pero es que soy demasiado INFJ para escribirlo sin que sea la puta prosa de Shakespeare. Algún día podre escribir la cochinada ljdfnljdfjsf, paciencia.
Bueno cuídense mi gente, se les quiere, besos en la cola. Síganme en twitter, le doy retweet puras weas 😊