Capítulo II

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El mundo de las cosas perfectas

«Están atados al mundo a través del portal»

¿Qué se suponía que aquello tenía que significar? El mensaje era claro, estaban atados al "Otro lado", parecían estar muertos, literal y figurativamente. Tenían caras pálidas, así como fantasmas, que casualmente estaban muertos, y lo otro, "El otro lado" claro cliché para referirse a "El otro mundo", todo parecía indicar que "Habían estirado la pata" "Colgado los tenis" y etc, etc.

Pero no lo habían hecho, ¿Verdad? No, no podían haberlo hecho, era imposible. Chase, quien solía hacer todas las estupideces —entre ello las más comunes—, se pellizcó el antebrazo, la sensación de dolor le confirmó que todo aquello era real, el elfo de pelo blanco y cara aún más pálida que las de ellos, el grupo de elfos que lo acompañaban, Trinket, al parecer no se habían ido en un viaje loco, eso era un avance ¿No?

—¿Sí estamos despiertos? —Le preguntó Mathew en un susurro.

—Hasta ahora parece que no estamos teníendo un sueño colectivo y eso. —Respondió Chase de la misma manera.

—Señor —habló Lori. Solía ser la más impulsiva—. ¿A qué se refiere exactamente con "estar atados al mundo a través del portal"?

—Me refiero a que ahora cada vez que alguien diga que no quiere estar aquí o sienta repulsión por el árbol y el portal hará que sean transportados hasta aquí. —Respondió el elfo.

«Qué suerte que no volveremos a ese lugar»

Madison se regañó a sí misma en silencio, ella los había transportado hasta ese lugar, había sido su culpa, ella había dicho las palabras que al parecer no debía decir, aunque nadie le había notificado de aquello, pero igual había sido su culpa.

Se los diría más tarde, igual tenía mucho tiempo para decirles.

—Espero que resuelvas esto Trinket —Habló el elfo—. Por lo pronto responde todas sus preguntas. —Entonces entró al portal con los suyos.

Aquel señor (Si es que así se le podía llamar) hablaba con una gracia y seriedad tan abrumadora y encantadora a la vez. No era encantadora en el buen sentido, era más bien hechizante, tanto que te quedabas embelesado solo con escucharlo. Al menos eso les había pasado a ellos, quienes se quedaron en trance. Al final sí se había ido en un viaje loco, pero no el que ellos pensaban.

—Despierten. —Trintek los sacó de su trance.

—¿Qué? —Preguntó Luke un poco tonto.

—Háganse un favor e intenten resistir su encanto, ya es suficiente con que se crean superiores a los demás duendes. —Dijo Trintek fastidiado. Luego él también entró al portal.

Los demás le siguieron, en silencio, en parte un poco avergonzados por haberse dejado encantar con la suave, tersa y grave voz de un elfo de cabello blanco e "increíblemente guapo" —total pensamiento de Lori que absolutamente nadie compartía, excepto Kate, pero a ella le gustaba solo un poquito y un poco, muchisimo menos que Kate de parte de Madison—.

—Bienvenidos al Mundo de las cosas perfectas, donde todo es bonito y pacífico. —dijo el alcalde extendiendo sus manos hacia la tierra que se extendía por el horizonte—. Ahora que lo conocen iré a fumar un puro.

Entonces el duende los dejó, aquel lugar no parecía ser real, por el simple hecho de que la única manera de llegar ahí era a través de de un portal que por cierto estaba clavado en un árbol, y también porque su nombre no era para nada coherente.

No existe tal cosa como un mundo de cosas totalmente perfectas, no es matemáticamente posible. Existen los problemas y la variación de opiniones, existe la discordia y las mentes sobre salientes, existen mentes revolucionarias y extraordinarias, con buenas ideas y grandes proyectos y existen mentes perversas y sucias, con planes crueles y depravados, ese no era un mundo ni remotamente perfecto, ni siquiera se acercaba a serlo.

A Través Del Portal: Los AluxesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora