Capítulo 31. Cruel invierno

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Pueden escuchar la canción si gustan.

Para este capítulo me inspiré en un pequeño potterfic que leí hace un tiempo, quería darle crédito a quien hizo la versión original pero no encontré la página :(

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Era veintitrés de diciembre por la mañana, todo estaba cubierto de nieve en la Madriguera

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Era veintitrés de diciembre por la mañana, todo estaba cubierto de nieve en la Madriguera. En la puerta principal se escucharon un par de golpes, Molly se levantó de su cama y bajó corriendo a abrir, su cara fue de sorpresa y felicidad al ver a aquella chica de radiantes ojos color azul zafiro y cabello ondulado, largo y castaño, parada frente a ella, llena de nieve al igual que el pequeño bolso que llevaba.

—¡Helena, cariño que sorpresa! —dijo la mujer con tono maternal—. Creí que llegarías hasta mañana, querida.

—Sí, lo sé Molly, pero decidí darles una sorpresa a todos —dijo Helena encogiéndose de hombros.

—Me da gusto, pasa, querida, te estás congelando —repuso Molly con una sonrisa en el rostro.

—Gracias —dijo la chica, ella sacudió la nieve y entró, dejó su abrigo en el perchero y se sentó en una de las sillas del comedor—. Por cierto, Bill y Fleur llegarán mañana en la noche.

—¿Vendrán? ¡Qué emoción! —dijo la pelirroja y comenzó a hacer el desayuno.

—¿Es muy temprano? —preguntó la chica—. No me fijé en la hora.

—No tan temprano, cariño, pero los chicos siguen durmiendo —dijo la mujer, dicho esto se oyeron unos pasos en las escaleras, Ginny se asomó y dio un grito de felicidad al ver a la ojiazul sentada en la mesa y corrió a abrazarla.

—¡Helena! ¡Creí que llegabas mañana! —dijo la pelirroja abrazando a su amiga.

—Si quieres me voy y regreso mañana —le dijo riendo. Se sentaron a platicar en el comedor, Helena le contaba de su estancia en París, a la media hora bajaron Fred y George, aún algo adormilados y todavía en pijama, al ver a la chica una sonrisa se les dibujó a ambos en sus rostros, Fred la miró con demasiada alegría y no pudo ocultarlo.

—Jane, qué felicidad verte —dijo George y corrió a abrazarla.

—Lo mismo digo, Fabian —le dijo Helena riéndose mientras abrazaba al pelirrojo.

—¡Helenana! —dijo Fred abrazándola y ésta le dio un beso en la mejilla que provocó que los dos se ruborizaran.

—¿Qué te trae por aquí? Creí que llegabas mañana —dijo George.

—Pues sí, pero sinceramente estaba muy aburrida, los franceses no tienen sentido del humor, así que decidí llegar antes —confesó la chica.

Ellos no saben de nosotros (Draco Malfoy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora