Capítulo 14. Cartas

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Aria y Scorpius estuvieron castigados todo el verano, aunque a decir verdad no había mucha diferencia con respecto a lo que era su vida antes de desobedecer a su madre

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Aria y Scorpius estuvieron castigados todo el verano, aunque a decir verdad no había mucha diferencia con respecto a lo que era su vida antes de desobedecer a su madre. Los Potter seguían viviendo con ellos, por lo cual podían estar con James y Albus. Además, no podían salir, como si antes hubiesen podido andar en las calles libremente. Aria pensaba que sus padres sólo habían fingido estar molestos, como para que no volvieran a pasarse de la raya. Graham había hablado con Helena, le ofreció disculpas una y otra vez, prometió que la ayudaría a recuperar a Marnie y le contó el plan de Astoria. Aún así, Helena lo hizo hacer el Juramento Inquebrantable, sólo para asegurarse de que no fuera una trampa. Al ver que Graham no vaciló y aceptó, la castaña decidió creerle y lo ayudó a formar una coartada para que Astoria no fuera tan dura con él.

Por otro lado, a Rose y a Albus no los castigaron, Harry no tenía cara para reprender a su hijo por hacer justo lo que él hubiese hecho. Y Hermione decidió pasarlo por alto porque era la primera vez que Rose se comportaba de ese modo, aunque secretamente se sentía orgullosa de su hija. Helena y Draco tampoco estaban molestos, las sospechas de Aria eran ciertas, solamente se habían preocupado demasiado, porque ¿qué hubiera pasado si Astoria hubiese estado ahí? ¿Cuál era su brillante plan? Nunca lo sabrían porque no necesitaron de uno.

Aria no podía dejar de pensar en lo que Graham le había dicho, lo maldijo una y otra vez por sacar ese tema, ¿qué esperaba con eso? ¿Acaso creía que iba a saltar a sus brazos? Ella no sentía nada por él, estaba segura de eso, pero le enojaba que utilizara sus sentimientos como argumento para estar de su lado. Debió pensar en eso antes de... no, él decía que Astoria lo estaba controlando, si era cierto, Graham nunca le habría hecho daño. Trataba de sacarse esos pensamientos de la cabeza, lo que sea que tuviese con Graham había terminado.

James notaba a Aria distraída desde que regresaron de Dorset, no quería achacárselo a lo que el tonto de Graham Nott, por no decir algo más altisonante, había dicho. Por un instante sintió una extraña opresión en el pecho así como miedo de que Aria pudiese dejarlo. No sabía cómo preguntarle o hablar al respecto, tal vez sería mejor si no se lo recordaba, aunque no creía que fuese necesario porque no es algo que se olvide fácilmente. Sin embargo, fue Aria quien sacó el tema pues James ya no era tan bueno ocultando sus emociones y lucía preocupado.

—Lo que sea que Graham haya dicho —empezó a decir—, quiero que sepas que no me importa. Había estado dándole vueltas al asunto, pero sólo porque me enoja que dijera eso.

—Sé que no lo amas —comentó James apartando la vista—. Pero no fue muy grato escuchar cómo se le declaran a tu novia y luego ver que...

—Sólo estaba enojada, sus palabras no significan nada. En serio.

James no dijo nada, se limitó a encogerse de hombros. Aria suspiró y lo tomó de las manos mirándolo fijamente.

—James Sirius Potter, mi corazón sólo tiene espacio para ti. No vuelvas a dudarlo, por favor.

Ellos no saben de nosotros (Draco Malfoy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora