Prólogo

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Kagami estaba completamente enamorada de Marinette, todos sus pensamientos giraban entorno a un futuro junto a la franco-china.

Todo parecía color de rosa, que ella sería correspondida al revelar sus sentimientos ¡así como en las películas!
Todo lo que sabía sobre el amor lo había aprendido de animes y mangas de los que era gran fanática.

Seguramente las técnicas que sabía debían de funcionar, aunque no había tomado en cuenta que en la trama siempre había un tercero que interfería en el romance y lo complicaba todo.

Había tomado valor e invitó a Marinette a una cita como amigas.

La japonesa inició la plática interesándose en los diseños nuevos de su acompañante hasta que soltó la pregunta que definiría si se declararía o no.

—¿Te gusta alguien? —La pregunta tomó desprevenida a Marinette que rápidamente se sonrojo y bajó la cabeza entrelazando sus dedos entre el vaso de su bebida.

Kagami se sintió algo tonta por la pregunta, muchas veces había notado las miradas de amor que Marinette le daba a Adrien.

Igual esperaba paciente la respuesta de la ojiazul, no perdía nada con saber la respuesta, probablemente el enamoramiento de la ojiazul se había desvanecido. Tendría oportunidad si eso pasaba.

—Claro... De hecho lo conoces. — La ojiazul sonrió de manera boba y cerró los ojos. —Estoy enamorada de Adrien.

Kagami sintió su corazón estrujarse, un nudo en su garganta se formó y sus ojos se cristalizaron. Marinette alzó la mirada para ver la reacción de la japonesa, se esperaba una mirada de molestia puesto que anteriormente Kagami había mostrado interés en Adrien sin embargo la joven frente a ella tenía la cabeza gacha apretando la servilleta entre sus manos.

Intentó descifrar la expresión de Kagami oculta por el flequillo siendo imposible.

—¿Y a ti quien te gusta? —Marinette no desaprovecharía el momento para comprobar si la ojicafé sentía algo por el rubio, además tenía que cortar el silencio que había azotado.

Kagami tragó saliva y parpadeó repetidas veces para calmar el impulso de llorar. Ella tenía un poco de esperanza en que Marinette dijera que Adrien ya no le interesaba y que su corazón está libre. Fue tan tonta en creer eso.

—Por ahora no me atrae nadie. —Contestó sin más dándole un sorbo largo al café negro que había ordenado momentos atrás.

Marinette no se había convencido con la respuesta pero decidió ya no indagar más en el tema, posiblemente luego Kagami le confesaría quién le gusta por cuenta propia.

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Kagami se encontraba en su cama acostada bocabajo con la cabeza puesta sobre una almohada que abrazaba con fuerza.

Las lágrimas resbalaban por su mejilla y acababan mojando la funda de la almohada, se sentía devastada y sin ganas de hacer algo.

Sabía que iba a ser muy complicado sacar a Adrien del corazón de Marinette.

Se preguntaba una y otra vez por que fue tan ingenua y se enamoró de su mejor amiga.

Daba igual, no es como que una intenté bloquear un sentimiento que surge de la nada.


Cambió de posición y se sentó abrazando sus piernas, su cabeza reposaba sobre sus rodillas mirando el cielo estrellado por el ventanal de la habitación.

Deseaba un abrazo, deseaba tener a alguien para desahogarse. Su madre no era una opción, se centraba más en llevar las riendas de la empresa familiar que en ella, su propia hija y además de que probablemente la juzgaría, su madre era de una mente cerrada que no aceptaría tan fácil el hecho de tener una hija con gusto por alguien de su mismo sexo.

Se pasó toda la noche llorando, no solucionaba nada con eso pero al menos se desahogaba.











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Igual que él |Marigami|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora