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Marinette se lamentaba no haber podido disfrutar de la fiesta de Adrien.

El momento en el que había sido capaz de reunir valor para declararse fue cruelmente interrumpido por un ataque de akuma. Tuvo que inventar una excusa a Adrien y se transformó para ir a luchar.

Luego de eso apenas y tuvo energía para contestarle el mensaje a Kagami, se quedó dormida al momento de haber tocado la cama.

—Maldito mariposon, me hecho a perder mi declaración. —Gruñó molesta la azabache de coletas mientras que Tikki negaba con la cabeza.

—Kagami debe de estar intrigada con lo de tu declaración. —Espetó la kwami mientras comía una galleta. —Ella debe de interesarle mucho la resolución de esto.

Tikki desde hace tiempo había notado el comportamiento apegado y protector que tenía la japonesa con su portadora. Se prometió no decir nada del caso pero sabía lo despistada que era su portadora así que no estaba de más dar leves insinuaciones al tema.

—La invitare a salir. ¡Ya se! La voy a visitar. —La joven de inmediato se puso de pie y agarró el bolso donde transportaba a Tikki.

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Kagami abrió los ojos con sorpresa al ver a Marinette en el marco de la puerta de su habitación.

—¡Hola! —Saludó la ojiazul de manera energética.— Vine a pasar tiempo de calidad contigo.

Marinette se encaminó hacía Kagami, la apretó en un abrazo que puso nerviosa y algo sonrojada a la de cabello corto.

Sentir los brazos de Marinette rodeándola era como sentirse en las nubes, aspiró el aroma de su perfume, por un momento se dejó llevar por la sensación cálida y correspondió al abrazo con intensidad.

No quería separarse de Marinette, a su lado sentía seguridad y cariño.

La ojiazul rompió el abrazo y tomó una mano de la ojicafé para guiarla hasta la cama donde ambas tomaron asiento.

—Supongo que estarás interesada en lo que iba a hacer ayer. —Marinette se acostó en la cama con libertad.

Kagami tragó saliva, su mente comenzó a plantear posibilidades de lo que había sucedido anoche en el par.
Supuso que por lo energética que se mostraba Marinette, todo había salido bien y ahora era pareja de Adrien.
Le dolió creer que eso podría ser verdad.

—Pues lo llevé a rastras hasta el jardín. —Comenzó a relatar mientras fijaba su mirada en el techo. —Hablamos un rato sobre la estatua de su madre, me contó cosas algo tristes, luego retomé el tema principal por el que lo llevé ahí... —Hizo una pausa y soltó un suspiro de frustración. —¡Entonces un maldito akuma hizo aparición!

La Tsurugi arqueó una ceja, ¿por qué el ataque tenía que interferir? Por lo que supo la batalla contra el villano akumatizado se desarrolló lejos de la mansión Agreste, incluso Alya dejó pasar el akuma, la distancia era amplía, llegaría tarde y no grabaría la acción. No había motivos por los cuales restrasar la confesión.

Daba igual, eso la benefició. El plan no se llevó a cabo y eso la dejaba con un deje de satisfacción.

—Valla eso es lamentable. —Se tendió a un lado de la ojiazul, su mirada también se posó en el techo. —Ya encontrarás otro momento para confesar tus sentimientos. —Animó con una leve sonrisa.

Quizás el destino le estaba ofreciendo una oportunidad para hacer su movida, pero ¿debería de hacerla? Si bien quería ser la pareja de Marinette pero primero debería confirmar las preferencias de la joven.
Que tal que intentaba enamorarla pero de nada servía por que Marinette era al cien por ciento heterosexual.
Kagami dudaba de que esta vez sus mangas le ayudasen a voltear a un hetero al cien por ciento.

—A veces quisiera ser tan valiente como tú. —Murmuró Marinette girando el rostro hacía el de Kagami.

La ojicafé quería soltar una carcajada, si supiera que esa valentía ahora no existía. No era capaz de confesarle sus sentimientos.

Por un momento recordó cuando le dijo a Adrien que le gustaba, lo había hecho más para llenar el hueco de una amistad, Adrien solo fue un amigo al cual le guardaba mucho cariño pero hasta ahí.

—Tú también eres valiente Marinette —Kagami giró la cabeza hacía su amiga, conectó miradas, eso le provocaba nerviosismo. — Tienes el valor de enfrentarte a personas a las que nadie más se atreve, haces que tu voz sea oída y peleas cuando no hay justicia para los demás...

En un punto del discurso de la japonesa, Marinette se había perdido en los ojos de Kagami, parecían intentar decirle algo que no podía descifrar y en parte eso la llevaba de frustración mezclada con curiosidad.

Kagami era una chica que a veces le era complicado expresar sus emociones de forma correcta, normalmente las reprimía.

—Gracias, Kagami. —Murmuró a la par de que su mano se deslizaba hacia la de esgrimista para entrelazarlas.

Una corriente eléctrica fue lo que sintió Kagami al tener su mano conectada a la de Marinette, su corazón acelerado parecía querer salir del pecho y la sangre se acumuló en su rostro coloreandolo de un percibido carmín.

—Te ves linda sonrojada. —Dijo Marinette risueña.

—Ya, ya me apenas más. —Murmuró la japonesa nerviosa llevando la mano libre a su mejilla sintiendo el calor de esta.

El muro que estaba comenzando a construir en su corazón empezaba a balancearse vacilando en destruirse por pedazos.

Quería alejarse de Marinette para no seguir dañándose, pero le ponía el trabajo difícil al realizar acciones que simplemente la aferraban más al sentimiento.

Por lo menos hoy se dejaría llevar por el momento y disfrutar de la sensación que le ofrecía estar con Marinette.














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Igual que él |Marigami|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora