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Marinette se encontraba sorprendida procesando la situación, frente a ella se encontraba Adrien extendiéndole una rosa y regalándole su mejor sonrisa.

Estaba más que nerviosa, estaba muy segura de que en algún momento moriría de un infarto.

—Por favor, ¡acepta mis sentimientos!

Cuando Marinette y Adrien estaban a centímetros de dar inicio a su relación con una beso, Kagami se despertó agitada llevándose una mano al pecho.

En vez de sueño le había parecido más una cruel pesadilla que deseaba no recordar, lamentablemente parecía que el recuerdo la acecharía todo el maldito día.

En el comedor de la mansión Tsurugi, Kagami se encontraba sentada frente a la gran mesa rectangular que era adornada por un tres floreros separados a una corta distancia, su mirada marrón se posaba de vez en cuando en el libro que leía, mayormente estaba perdida en sus pensamientos.

La reunión con las amigas de Marinette había sido agradable, memorizó sus nombres y conoció la personalidad de cada una. Recordó su conversación con Luka, durante la noche pensó mucho en eso y creó escenarios que a veces la favorecían y en otros sufría, probablemente eso había alentado a tener esa "pesadilla".

—¿Aún no vas a tu práctica de esgrima? —Su madre se sentó en la silla que estaba frente a ella.

A veces creía que su madre fingía ceguedad, se ubicaba perfectamente en la gran casona en tan poco tiempo, ella y apenas comenzaba a familiarizarse al lugar. Esfumaba esos pensamientos y se quedaba con la idea de que Tome había desarrollado mejor otros sentidos que la ayudaban a la hora de ubicarse.

—Falta una hora. —Contestó de manera seca.

La relación madre-hija que tenían no era la mejor aún si pasaban tiempo juntas a la hora de practicar un combate de esgrima, dar paseos en auto o simplemente beber té en el jardín de la mansión. Kagami sentía una grieta entre su madre y ella que difícilmente se cerraría.

A veces solía buscar el consuelo de su madre sin embargo se encontraba con el semblante frío y serio que siempre portaba.

Tome era una mujer que ante los ojos ajenos inspiraba valentía y ejemplaridad, ante los ojos de Kagami, Tome era una mujer sin capacidad de entender los sentimientos ajenos e incluso los suyos propios.

La azabache de cabello corto soltó un suspiro a la par que cerraba el libro y lo dejaba de lado.

Era momento de enfrentar a su madre y hacerle saber lo que sentía, a la larga probablemente la situación sería difícil de manejar. Estaba muy segura de que Tome arreglaría un matrimonio beneficiario para su familia, tal vez con lo que confesaría su destino tomaría otro rumbo o la hundiría más.

—Mamá, quiero hablar contigo de algo importante. —Estaba nerviosa y tenía miedo, observó a su madre fruncir el entrecejo mientras que entrelazaba sus manos sobre la mesa.

—¿Qué sucede? —Inquirió con voz seria que por un momento hizo pensar a Kagami en desistir sobre lo que le confesaría. — ¿Algún problema con tus horarios?

—No es eso. Hay alguien que me gusta... Estoy enamorada. —Soltó sin más, había cerrado los ojos y no se animaba a abrirlos y ver la expresión de la Tsurugi mayor.

—Hay algo más, ¿verdad? —Tome era muy perspicaz, su hija ocultaba una verdad mayor tras lo dicho.

Kagami se mantuvo en silencio por un buen rato, la valentía en si misma se iba, abrió los ojos y observó el rostro serio que siempre portaba su progenitora.
Se trató de tranquilizar antes de hablar, ya había iniciado su sentencia hacia la muerte y lo mejor era terminar.

—Madre, me gusta una chica. —Aunque sintió un poco de alivió al confesarlo no podía alejar su temor a una reprimenta fuerte. —Lamen...

—No sigas. —Tome se puso de pie y abandonó el lugar en silencio.

—Madre...

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Marinette se encontraba felizmente tarareando una melodía. Revisaba sus redes sociales cuando le llegó un mensaje de Kagami.

Rápidamente se dirigió a leer el mensaje, probablemente necesitaba su ayuda, valla que tenía razón.

Kagami👑:
Necesito verte, ¿estas libre ahora?

Le parecía raro que Kagami haya pedido de la nada verla, normalmente no tenía tiempo o la señora Tsurugi no le daba permiso de salir.
No desaprovechó la oportunidad y contestó de manera afirmativa a la pregunta de la japonesa.












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Igual que él |Marigami|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora