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Sasuke sentía calor. Mucho calor. Como si estuviera en pleno verano sentado en la playa tomando sol. Dejó abrir sus párpados cansados de a poco y los cerró al instante ante el rayo de sol que caía en su cara. Ya entendía por qué era el calor. Pero no era lo único, no solo su rostro se sentía acalorado por el sol que ingresaba de la ventana de la sala de Itachi. Su cuerpo también sentía cierto calor y era consciente del peso que existía en su cintura.

Volvió a abrir sus ojos con fuerza y rapidez, importándole poco y nada el sol, y giró su cabeza un poco para ver a Naruto, que estaba acostado detrás de él en el sillón; durmiendo y abrazándolo.

Él apretó sus labios y frunció el ceño cuando se sonrojó. Se había dormido en el sillón luego de verificar que Naruto estuviera durmiendo adecuadamente sin pasar frío. Notó que no estaba tapado, pero el cuerpo de Naruto tan cerca de él era suficiente para no hacerle sentir el frío natural del invierno.

Tragó saliva y fue consciente de la sensación extraña albergada en su garganta. Normalmente, sentía un nudo que descansaba de forma molesta en su garganta que le impedía poder hablar. Sabía que podía hacerlo pero era común en él sentirse atascado porque las palabras no querían salir.

Frunció el ceño con una evidente confusión. Bajó su vista a su cintura y mordió su labio inferior al ver otra vez el brazo moreno de Naruto enroscado a su cintura como si quisiera aferrarse a algo para dormir.

Volvió a cerrar los ojos, quería descansar unos minutos más al menos pero recordar que no estaba en su casa le hizo sobresaltar y sentarse de forma acelerada en el sillón, despertando a Naruto en el proceso.

—¡Oooye! —masculló con voz ronca —. ¿Qué pasa ttebayo? —Rascó su cabeza mientras bostezaba.

Sasuke comenzó a agitarse. No estaba en su casa y no parecía ser temprano como para que su madre no se enoje con él una vez que regrese. Había olvidado poner la alarma en el celular cuando se levantó a tomar agua por la noche.

—¿Estás... bien? —Naruto lo observaba mientras Sasuke veía fijamente la pared. —Hey, Sasuke...

—¿Q-qué?

—... ¿Qué? ¡Acabas de hablar otra vez, dattebayo! Oh, esto me despertó por completo. —Se sentó en el sillón y lo vio, sonriéndole.

Sasuke tapó su boca con una mano y estrechó sus ojos, dubitativo. Su garganta se sentía extraña.

—¿Cómo te sientes, Sasuke? ¿Estás bien? Me encanta que hables... aunque no lo hiciste mucho, solo fue una palabra jeje. Dime más.

—Ho-ra... ¿Qué hora e-es?

Naruto, ignorando los acelerados latidos de su corazón, rebuscó entre las sábanas que había en el sillón para buscar su celular. Al encontrado, lo prendió y vio la hora en la pantalla.

—Las diez.

—Jo-der... —susurró, poniéndose de pie rápidamente.

—¡Oye! No tienes que decir palabrotas, Sasuke, ttebayo.

Sasuke caminó de forma acelerada hacia la habitación de su hermano mientras rascaba su garganta y carraspeaba varias veces por la extraña sensación que estaba sintiendo. O, por el contrario, lo que le sorprendía era no sentir el típico impedimento en su garganta a la hora de hablar.

Sin siquiera tocar, abrió la puerta y se dirigió hacia el cuerpo de Itachi entre las sábanas de la cama. Lo removió de un lado al otro, dejando de lado la delicadeza. Itachi frunció el ceño y abrió sus ojos luego de unos segundos en los que no respondía.

—¿Qué pasa? —murmuró medio dormido.

—Ca.. Casa.

—¡Mierda! —Se sentó apresurado en la cama pero se detuvo para taparse mejor con la sábana. —Vete, me tengo que cambiar.

El Otro Lado De La Luna |NaruSasuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora