La fria realidad

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Despierto, sólo fue un mal sueño, una pesadilla que se repite una y otra vez y que tiene su parte de verdad, existió y la ame con todas mis fuerzas, la radiación consumió su belleza, su razón, su alma y su vida, como si de agua que se evapora se tratara, murió en mis brazos sin poder hacer nada por ella, por tenerla un poco más conmigo, aunque suene egoísta, la gente buena debería vivir más, la bondad tiene que permanecer con el fin de contaminar el resto del mundo, pues ella se fue agotando lentamente hasta desaparecer, el destino me mostró su cara más despreciable al dejar que yo viviera más; las cosas así tienen siempre un porque, ya que tuvo el tiempo necesario para dejarme una parte de ella, nuestra hija, para que la recuerde cada vez que miro su rostro, es que se parece tanto, sus rizos como el fuego, los pequeños hoyuelos de su sonrisa, hasta ha heredado su miedo a todo, es lo único que me queda.

En un invierno de un infierno  nuclearDonde viven las historias. Descúbrelo ahora