Dexter Charming y el problema con los jackalopes

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Dexter Charming y el problema con los jackalopes. 

Una pequeña historia de Mr. Cottonhorn 

Dexter Charming hijo del príncipe encantador le gusta estudiar en la sala común  en Ever After High. Le recordó a la sala de estar que tenía en el castillo Charming donde, hasta llegar a esta escuela, había pasado la mayor parte de su vida. Los arcos de piedra adornaban con el techo abovedado, y los candelabros de cristal proporcionaron una luz perfecta para leer, una chimenea que ofrece calor en los días fríos, y en los días cálidos un enfriamiento justo como en casa.

Los espejos se dispersaron por cada centímetro de espacio en la pared.

La principal diferencia entre las dos habitaciones era que en Ever After High, un internado para los hijos e hijas de los personajes de cuento de hadas, los árboles tendían a crecer adentro, a veces empujando por las nubes. El árbol de la sala común, un gran roble, actualmente era el hogar de un par de estorninos que tenían su nido y hacían un sonido desagradable como un chirrío a los estudiantes si se acercaban demasiado.

Dexter se aseguró de que estuviera lo más lejos posible del ruidoso nido. Había elegido una silla sobrecargada.

En la esquina, justo al lado de una ventana se lograba contemplar una imagen del bosque encantado y el campo que lo rodea. Estiró sus largas piernas, sus zapatillas de deporte altas descansando sobre una mesa de café elaboradamente tallada. Sus manos se apoderaron de un libro de química para principiantes, la lectura requerida para su clase de química. Aunque Dexter fue muy bueno en la tecnología y pasó mucho tiempo jugando en su computadora, construyendo robots y asistiendo a reuniones de clubes de tecnología, todavía prefería leer una página en lugar de una pantalla. Entonces, en lugar de cargar su Hextbook en su Mirrorpad, como lo hicieron la mayoría de los estudiantes, había revisado el viejo libro polvoriento de la biblioteca. A veces, la tradición era una carga, como cuando sus padres esperaban que cumpliera con su destino de héroe ,pero a veces era un consuelo, como la sensación de un libro impreso anticuado.

Giró la página, luego empujó su cabello castaño despeinado de sus ojos. Ya se había quitado la chaqueta y se enrollaba las mangas de la camisa, pero aunque el fuego no estaba encendido, se sentía demasiado cálido. Después de todo, el calor irradiaba a la criatura peluda que se había metido junto a Dexter. La criatura yacía sobre su espalda, sus largas piernas se extendían hasta el final de la silla. Un par de gafas con montura negra se posaron en la nariz de la criatura, el mismo estilo usado por Dexter y también estaba leyendo un libro, que estaba apoyado en su vientre peludo. Pero el suyo no se trataba de química. Era un viejo tomo sobre un lugar encantador llamado "El jardin de Mr.Mcgregor"