Prisoner ━━ Akaren. +¹⁸

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~𝐴𝑘𝑎𝑧𝑎

No mato ni devoro mujeres, eso es algo que cualquiera sabe.

Fuera de eso, no tengo límites ni piedad por nadie, y elimino de las peores maneras a cualquier enemigo. Y debo admitir que lo disfruto más cuando se trata de un pilar.

Así había sido siempre, hasta que lo vi por primera vez.

Aquella noche me encontraba aburrido, ni siquiera tenía ganas de devorar a nadie, por lo que me senté en los escombros de una casa y decidí observar el cielo nocturno.

Había miles de estrellas en él y mientras las observaba solo podía pensar en lo monótona que había sido mi vida aún siendo un demonio.

Minutos después me recosté totalmente en el techo, porque mi cuello llevaba un buen rato estirado y esa mierda cansa. Luego seguí pensando...

Aunque el poder lo había sido todo para mi, a veces simplemente quería detenerme un buen rato y no realizar nada importante ni obedecer a nadie.

Solo quería perderme en mis propios pensamientos.

Tan perdido como me encontraba, mi mente quiso hallar pequeños fragmentos de lo que había sido mi vida como humano y comenzar a recordar la historia completa.

Pero no sucedió, porque no podía permitirme tal sensación. Sabía que el recordar eso me cambiaría de una u otra forma por dentro.

Recordé de golpe a Douma, porque ese idiota recuerda su pasado de manera impecable y no puede sentir nada al respecto, pero yo no soy como él, para nada.

No soy inmune a sentir y a reaccionar por ello de manera explosiva, la verdad es que suelo ser demasiado impulsivo.

Una vez Douma me llamó "dramático" y yo lo golpeé en la cara porque esa mierda no es cierta.

Como sea, decidí pensar en otras cosas hasta que escuché unos gritos muy cerca de donde me encontraba.

Al levantarme pude observar a dos jóvenes siendo perseguidos por dos demonios.
No eran demonios importantes, a decir verdad no tenían ningún rango pero aún así se comerían a esos humanos como si fuera lo más fácil del mundo.

No soy un sádico como otros...
Aún así decidí observar aquella escena hasta que algo llamó grandemente mi atención.

Un destello iluminó aquel oscuro callejón y las cabezas de ambos demonios salieron volando. Al levantar mi cabeza un poco más pude verlo claramente. Un hombre con espléndida apariencia había sido el autor de tal hazaña. Rápidamente percibí su espíritu de pelea, era muy grande.

Lo supe enseguida, estaba presenciando la fuerza de un pilar.

Aquellos jóvenes le agradecieron, él se limitó a sonreír hasta que percibió mi aura, en ese momento les ordenó marcharse y comenzó a buscarme con tanta determinación que sentí como mi piel se erizaba.

No entendí porqué, quizá porque sabía que podría divertirme un rato, aunque siendo sinceros seguía sin ganas de pelear, pero eso era lo único que quería hacer aquel hombre así que tendría que resignarme o tratar de hacer algo más calmado.

Después de un rato, me encontró, ni siquiera me esforcé en disimular o hacer algo al respecto.

Segundos antes había presenciado una dulce sonrisa en su rostro al recibir el agradecimiento de aquellos jóvenes pero ahora estaba más caliente que el infierno y no de buena manera.

Tan agresivo como se encontraba tomó su espada y trató de atravesar mi cuello, pero le fue inútil, porque mi cuerpo reaccionó más rápido.

Mi mente también reaccionó muy rápido, tanto que no pude controlarla y mi lengua simplemente soltó la estupidez más grande de mi vida.

—Oye, ¿Por qué tan agresivo?—

Su mirada detonó confusión.

—¿Ah?—

—Primero que nada buena noches.—

—...

—Segundo, soy Akaza, la tercera luna superior. ¿Y tú eres?

Le miré fijamente y seguía confundido pero finalmente accedió a responderme.

—Soy Kyojuro Rengoku, el pilar de la llama. Parece que esta es la primera vez que nos vemos pero ya te odio con todo mi ser.—

—Wow, primero un cafecito ¿no?—

—No intentes jugar conmigo, te aseguro que no conseguirás nada.—

—¿Y qué te parece que quiero conseguir?— Pregunté acercándome más hacia él. —¿Matarte? Si así fuera lo habría hecho desde hace mucho.—

—No estés tan seguro, confío en mis capacidades para acabar contigo, y no me importa si tengo que dar mi vida para que eso suceda.— Aseguró alejándose lentamente.

—Ah, ¿sí? Y entonces ¿por qué te alejas de mí? —Pregunté de manera arrogante. —¿Me tienes miedo Kyojuro?

—Deja de decir tonterías.— Exigió. —Es solo que incluso para matarte se necesita cierta distancia.

—¡Qué lástima!, cuando estabas más cerca pude sentir tu fragancia y me encantó, ¿Qué perfume usas?—

Observé detenidamente su rostro, ahora estaba más furioso, pero era divertido, verlo enojado me provocaba gracia y ternura.

—Ya no tendré que soportar tus estúpidos chistes cuando te mate.—

—Y dale con eso —

—¿Ah?

Caminé de nuevo hacia él, con el objetivo de apretar su mano en señal de paz; él reaccionó rápidamente, alzó su espada y cortó mi brazo derecho como si nada.

Me regeneré al instante y solté una leve risa.

—Qué buena espada tienes.— Admití. —Pero tranquilo, no intento quitártela.—

Él me miró confundido.

—Solo quiero decirte algo muy importante. —

—¿De qué demonios hablas?—

—Tú no quieres matarme.—

—¿Qué te hace creer eso?—

—Que sigo vivo.