No me da miedo quererte, pero presiento que voy a enamorarme y amarte con toda mi alma, eso me pone a temblar.
J. M. A. M.
—¿Me deseas? —preguntó de forma provocativa mientras una de sus manos iban al cierre de su chaqueta para abrirla.
Él tuvo que tragar grueso antes de responder al ver la vista tan hermosa que la chica le daba.
—Eres... Eres tan bella que seria hipócrita de mi parte no desearte —se abalanzó sobre ella para probar sus labios, levantarla y colocarla sobre la cama.
Él quedó sobre ella.
Abrió los ojos inmediatamente haciendo que su sueño desapareciera junto a las imágenes mentales que tenía.
—¡Demonios! —soltó sentándose en la cama. ¿Cómo es que soñaba esas cosas?
Fue ese último mes que empezó a soñar ese tipo de cosas, aunque nunca llegaba a más.
Ya había pasado cerca a un mes desde que volvieron de aquella misión donde trajeron a la aldea a su rehén y el pergamino.
A pesar que Akemi se negó a hablar algunos días estando en la sala de interrogatorio, no tuvo problemas en responder a sus preguntas cuando llegó Hinata y ella era la que lo interrogaba, claro eso después de que la Hyuga le dijeran quién realmente era y le mostrara el verdadero color de sus ojos.
Resulta que el pergamino podía hacer viajes en el tiempo llegado un cierto tiempo, pero para ser activado los ojos del peliverde eran la llave, al parecer era algo hereditario y tuvo que pasar muchas generaciones antes de que alguien con esos ojos naciera y tuviera la edad suficiente para usar el pergamino.
Cuando Akemi era pequeño sus ojos eran completamente celeste sin pupila por eso otros niños lo molestaban al considerarlo raro y con el tiempo sus ojos empezaron a tornarse verde con pupila y por eso sus ojos actualmente eran así, por lo que para usar sus ojos en el pergamino, él tenía que morir para que sus ojos vuelvan a ser celestes y de esa manera el poder del pergamino se mostraría y funcionaría el viaje en el tiempo.
Era raro, extraño, perturbador..., pero eso respondía a la duda del porqué no eran tan fáciles y comunes los viajes en el tiempo. A parte de estar prohibidos, claro está.
Desde esa misión no volvió a interactuar con la Hyuga.
—Tsk. ¿Quién molesta? —se levantó para ir a abrir la maldita puerta al escuchar los golpes en la madera— ¿Sakura? —su amiga pelirosa estaba tras la puerta.
—H-hola Sasuke-kun —desvió la mirada al sonrojarse por verlo con unos pantalones, el torso descubierto y el cabello alborotado, haciéndolo lucir demasiado... Sexi.
—Ey, teme —abrió más la puerta para que también lo viera.
—¿Naruto? ¿Qué quieren?
—Yo-yo... —ni siquiera podía formular bien las palabras por lo nerviosa que se encontraba.
—Igual de malhumorado que siempre. El Hokage nos llama.
Sasuke se fue a cambiar y después de unos minutos, ya estaban caminando rumbo a la torre.
Como la mayoría de veces, Naruto evitó tocar la puerta y entró sin más, la verdad estaba emocionado de ser llamado, ya que eso significaba que tenían una misión.
Sakura lo miró de mala gana por entrar sin permiso, pero solo suspiró resignada al igual que el Hokage, ya que sabían como era el rubio.
—¿Chicas? —soltó la pelirosa al ver a sus amigas allí. Tanto Naruto como Sasuke giraron la cabeza hacia el lado para encontrarse con las kunoichis de su generación.

ESTÁS LEYENDO
SIEMPRE (SASUHINA)
ФанфикAmbos son tan diferentes, pero a la vez tan perecidos. ¿Qué pasará ahora? ¿Un amor crecerá ahora que Sasuke decidió quedarse en la aldea?