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LIV HA SIDO TAN JODIDAMENTE FELIZ LOS ÚLTIMOS DÍAS. ME GUSTARÍA PODER CONOCER a su abuela y darle las gracias por haber tenido la previsión de proteger esos recuerdos. Dudo que tuviera idea de lo mucho que estaría salvando a nuestra chica cuando lo hizo, pero sé que estaría feliz igualmente.
A veces me pregunto si Liv tiene razón y su abuela me envió a ella. Si lo hizo, estoy agradecido. Nunca conocí la felicidad así hasta ella.
También estoy agradecido porque sé a ciencia cierta que Liv estaría muerta si yo no hubiera sido el que consiguió ese contrato, y eso me cabrea. Lo suficiente como para que me fastidie esperar a que este lamentable cabrón se ahogue en licor.
Apenas lleva tres días en la ruina y ya se revuelca en el alcohol y la autocompasión.
Como era de esperar, acudió a los federales, pero éstos ya habían recibido las pruebas innegables de su implicación contra Olivia y le acusaron de deshacerse a propósito de su dinero para parecer la víctima. Incluso le acusan de tener algo que ver con la desaparición y probable asesinato de Ben. Si puede querer a uno de sus hijos muerto, es muy posible que quiera que desaparezcan los dos, después de todo.
No había pensado en ese ángulo de antemano, pero definitivamente funciona a nuestro favor. Nadie acusará a Olivia o a mí de asesinar a su hermano. Especialmente no después de que ella manejara tan bien el interrogatorio original y se pusiera en manos de un abogado. Más o menos.
Hay beneficios definitivos en que ella salga con alguien de mi estatura. La policía no se atrevería a interrogarla cerca de mí como lo hicieron antes en su casa, porque yo detendría el interrogatorio antes de que empezara.
Vinieron a hablarnos de las acusaciones contra Philip y nos dijeron que nos mantuviéramos alejados de él, y seguros porque había pagado la fianza, independientemente de los cargos. Tiene amigos en las altas esferas y suciedad para chantajear lo suficiente a la ciudad para salir libre. Estaba apostando por eso.
Y eso nos lleva a ahora. Yo de pie fuera de su casa en la lluvia, viendo cómo se emborracha mientras destruye su casa.
Estoy protegido de la lluvia por un toldo, pero está lloviendo a cántaros. Además, esto crea un ambiente deprimente para esta escena.
Una vez que se ha bebido al menos cuatro vasos de whisky puro y ha destrozado su casa, decido que es el momento y abro las puertas correderas de cristal.
Se levanta de su asiento en el sofá, con los ojos abiertos de par en par y llenos de fastidio. "¿Qué coño?", escupe, y eso me hace sonreír.
Lo que daría por sentir su sangre en mis manos, pero me conformo con su ira y su miedo. "Philip", digo su nombre como lo haría en la sala del tribunal, y él estrecha los ojos.
"Te conozco", dice en voz baja, tratando de situarme. "Trabajas para la oficina del fiscal", afirma, con un tono de sorpresa. "No me digas que has venido a ofrecerme un trato".
