mirada avellana

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Su cuerpo reposaba en su cama, su mirada estaba perdida en el techo como si fuera la cosa más interesante del mundo, pero ahora mismo no podía hacer nada, ni siquiera podía moverse por el dolor de mierda en su parte baja.

Después de aquel jodido juego que belos lo obligó a jugar, lo llevo a su habitación para curar sus heridas. Cómo era de costumbre belos se disculpaba con el menor y lo abrazaba metiéndole que no volvería a hacerlo, claro que siempre volvía a repetir sus acciones, pero que podía hacer hacer el? Siempre aceptaba sus palabras aún si sonaban falsas.

Pero está vez fue diferente, se sintió diferente, aunque belos le hubiera pedido perdón, no pudo caer en esas mentiras, lo había lastimado de la peor manera, su mirada simplemente mostraba que había disfrutado de haberlo jodido.Entonces, ¿Porque seguía pensando que había sido su culpa? Tal vez fue así, el tenía la culpa por desear al mayor, por eso Dios lo estaba castigando de esta forma.

En el orfanato lo habían obligado a creer en Dios, a todos los niños en general, la mayor parte del tiempo daban clases y enseñaban sobre la biblia y sobre sus mandatos, como tenía que ser una persona y de las reglas que tenía que seguir para poder entrar al paraíso. Le habían dicho que Dios era amigo de las personas, que el escuchaba las oraciones de todos y siempre los ayudaba, ¿En dónde estaba Dios ahora? ¿Porque no lo ayudaba? Cada noche, después de que Belos se fuera a dormir, se ponía de rodillas y le suplicaba a Dios que le diera una señal de que todo mejoraría, que todo lo que estaba pasando era simplemente una jodida prueba, pero sentía que nunca lo escuchaba, todo iba empeorando cada maldito día que pasaba, ¿Acaso Dios era real? ¿ Dios lo odiaba?

La puerta fue abierta, el menor no se molestó en voltear, sabía quién era y para lo que venía. - ¿Estás mejor angelito? Te traje comida y tus galletas favoritas- Aquellas palabras salieron tan tranquilas del mayor que pareciera que en verdad se preocupaba por el. Hunter no se molestó en contestar, simplemente volteo su cabeza hacia la derecha para no ver el rostro de Belos. -¿Sigues enojado? Vamos cariño, en serio lo lamento-

- No... No lo lamentas, por favor, vete...- Murmuró el menor esperando que Belos saliera, pero en vez de eso sintió un peso extra en la cama, haciendo que instintivamente se levantara de golpe ocasionando un gran dolor en su parte baja. Belos apoyo su mano en el hombro de hunter, mirándolo falsamente preocupado.

- No seas tan brusco con tu cuerpo sigues recuperándote- Hablo, agarrando el rostro del rubio insistiendo en un beso el cual rechazo. - Agh, seguís molesto por lo que paso cierto? Fue tu maldita culpa por provocarme- El dijo,sabía que había echo enojar al mayor, pero la tortura que recibió a cambio de eso no era merecida.

- Utilizaste una puta botella como un maldito juguete sexual, y lo utilizaste conmigo, para luego pegarme con esa misma, yo...¿Yo no te importo verdad?- Cuestionó con lágrimas que amenazaban por salir, pero está vez no fueron de tristeza, eran de la ira que sentía hacía belos. - Yo no te importo, nunca te e importado, lo único que querías de mi era mi cuerpo, y lo rompiste en pedazos, pero sigues sin cansarte del mismo juego- Su voz empezó a cortarse, las lágrimas brotaban de sus ojos, no sabía de dónde había sacado la valentía para decir eso.

- Angelito no digas eso, sabes que siempre me has importado y me preocupo por ti, solo tienes que ser un buen chico y todo estará bien- Pensó que todo lo que estaba diciendo Belos era una maldita broma, quería que al menos admitiera que había sido su culpa.

- No! Tu ya no me amas, nunca lo has echo! ¡Deja de atormentarme, deja de mentir!- Exclamó con furia.

Se levantó de su lugar y corrió hacia la puerta, al abrirla la oscuridad de la noche estalló en su mirada, los gritos por parte de Belos se hicieron presentes pero este ya estaba lejos de su alcance, había corrido lejos de su hogar.

⟨⟨love is like a drug⟩⟩ «ℯ𝓂𝓅ℊℴ𝓁𝒹»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora