Mundo de Fantasía

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Lágrimas caían de su cansada mirada, su cuerpo temblaba en un rincón de la habitación, sus piernas apegadas a su pecho buscando algún calor reconfortante, su camisón arruinado por manchas de cerveza y por su propia sangre. Dolía, todo de el dolía como la mierda, marcas de cigarro cubrían su pálida piel, golpes eran notables en su rostro, el líquido carmesí corría por aquellas heridas a un abiertas.

El mayor no se encontraba en la casa, no se había disculpado con el como en las veces anteriores. Sabía que no merecía aquellas disculpas, el lo había provocado, el tenía la culpa, merecía aquel castigo, pero dolía, no solo físicamente, dolían aquellas palabras que le había gritado en la cara al menor, aquellas jodidas palabras que atormentaban la mente del niño.

Sentía que no era suficiente, no era suficiente para nadie, no era lindo, no era inteligente, no tenía ningún talento. Era simplemente un cascarón vacío, sin metas, sin felicidad, sin propósito, era un alma corrompida, corrompida por el deseo de ser amado, todo lo que hizo lo hizo por amor, por aquel amor que lo embriagaba, por tener a alguien que le brindará aquel calor que nadie nunca le había entregado, quería sentirse amado como si fuera alguien que verdad importara. Todo eso aquel deseo que solo lo podía vivir en sus pensamientos se lo había entregado Belos, por un tiempo sintió que de verdad era alguien, alguien que merecía ser amado, pero con el tiempo se fue desvaneciendo, dejo de ser suficiente para belos, dejo de ser alguien, temía que el mayor lo abandonará, temía volver a estar solo. Aquel hombre de largo cabello era todo para el, sin el sentía que no era nada, sin el era un simple muñeco sucio y roto, un muñeco que nadie nunca amaría por aquellas manchas de suciedad que siempre estarían marcadas en el, sin importar cuántas veces intentase quitarse aquellas manchas, siempre estarían ahí.

Estaba cansado, solo quería dormir y refugiarse en sus mantas, cerrar los ojos y despertar en aquel mundo de fantasía donde estaba a salvo de cualquier monstruo de su alrededor, donde nadie podía tocarlo. A veces imaginaba a su madre a lado de él, acariciando su cabeza con cariño mientras le contaba un cuento para poder dormir, murmurando que todo estaría bien y que lo amaba, besando su frente antes de que se quedara dormido. Pero solo podía fantasear con ello, era patético, pero lo hacía sentir bien, sentía que en verdad era querido y que no todo estaba perdido.

(...)

La puerta principal fue abierta,dejando ver una gran sombra tras esta. El monstruo había regresado, y quería saciar su hambre.

Aquel hombre se dirijio a la habitación del niño abriendo la puerta de un golpe, el menor lo miraba nervioso;tenía miedo de lo que podía hacerle belos. Este no dijo nada, camino a dónde estaba su niño, agarrandolo fuertemente de su brazo lo arrastró a la cama y lo dejó caer en el colchón, posicionándose encima del rubio, pudo ver cómo el miedo consumía al menor haciéndolo sonreír. - Vamos pequeño, cambia esa cara, ¿Acaso ya no me amas? ¿Ya no quieres hacerme feliz?- Pregunto, su aliento olía a cigarros y alcohol, haciendo que el menor hiciera una mueca de disgusto. - No... Yo te amo, pero mi cuerpo duele mucho- Confesó el rubio ahogando aquellas lágrimas que rogaban por salir. La paciencia del mayor estaba por agotarse, sin previo aviso empezó a quitar el camisón del menor junto a sus boxers.

Una ola de dolor recorrió el cuerpo del niño, el mayor había penetrado su interior con fuerza, las embestidas eran más dolorosas de lo usual, intento apartar al mayor con todas sus fuerzas pero fue inútil, Belos seguía sin importarle las súplicas del niño, solo pensaba en saciar sus deseos sexuales, en ese momento lo único que quería era morir. Las embestidas, los chupetones, las mordidas y los golpes creaban un infierno en el, las lágrimas no tardaron en correr por sus mejillas y los sollozos eran audibles en la habitación.

El quería amarlo, lo intentaba, y en ocasiones sentía aquel sentimiento que llaman "mariposas en el estómago", pero siempre terminaba vomitando aquellas mariposas, por qué por dentro odiaba todo lo que hacía belos, odiaba las caricias vulgares del mayor, pero no podía odiarlo a el, por qué el era su todo, sin el era solo un niño incapaz de enfrentar la realidad. Por qué su amor era como una droga: el lo hacía sentir bien, aunque lo estuviera matando por dentro.

Sus vista estaba borrosa, sentía como su cuerpo dejaba de luchar, su respiración empezando a tranquilizandose, sabía lo que venía, el menor simplemente cerro los ojos antes de desmayarse, esperando que el dolor desapareciera, pero lamentablemente el dolor prosiguió en su cuerpo.

(...)

Los sonidos de su alrededor empezaron a aclararse, sus ojos empezaron a abrirse lentamente siendo cegados por la luz abrumadora arriba de el.

- Angelito!- Exclamó el mayor abrazando al niño quien seguía aturdido - Lo siento, no quería lastimarte de esa forma, perdóname - Confeso belos, este se separo del abrazo tomando con delicadeza el frágil rostro del niño, depositando un suave beso en aquellos labios que tanto deseaba.

El menor no sabía cómo reaccionar ante eso, simplemente volvió a abrazar al mayor, ocultando su rostro en el pecho del contrario. Esto estaba mal, algo en el fondo de el le gritaba que esto era enfermizo, el amor que tenía por belos estaba mal y que ya no siguiera con eso, pero el ignoro aquella voz, solo quería sentir aquel calor que tanto amaba en los abrazos del mayor, quería seguir en aquel cuento de hadas que belos le había echo creer, el amaba al contrario, pero, ¿El lo amaba? - Aun me amas?...- Cuestionó el menor en un murmuró, abrazando con fuerza a aquel hombre que tanto temía perder.

- ¿Porque preguntas eso Angelito? Claro que te amo, nunca e dejado de amarte, tu eres mi felicidad, y alguien realmente especial para mi, si alguien te alejara de mi lado arrancaría sus manos para que no volviera a tocarte, arrancaría sus ojos para que no volviera a mirarte, apuñalaria su corazón para demostrar que te amo.- Aseguro el mayor acariciando la cabeza de su sobrino.

El menor se tranquilizo al escuchar sus palabras, saber que belos aún sentía amor hacía el era lo único que quería escuchar, no le importaba las heridas que este le provocaba, las palabras que tanto lo abrumaban, toda la mierda en que lo había convertido el mayor no le importaba, por qué nadie lo amaría como el lo hacía, por qué nadie estaría dispuesto a amar a un niño lleno de cicatrices, y estaba conciente de que nadie aceptaría a un niño que estaba sucio. Belos era su mundo , cuando el lo solo lo consideraba un títere para satisfacer sus deseos.
































Creo que ya vieron que cambie las edades de los chicos (si no, vuelvan a leer lo primero) y pues namás quería que supieran eso.

No tengo mucho que decir respecto al capítulo, así que espero les haya gustado, espero que estén bien, recuerden tomar agua y comer, tengan un grandioso día, sin más, me despido.

⟨⟨love is like a drug⟩⟩ «ℯ𝓂𝓅ℊℴ𝓁𝒹»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora