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Nakahara estaba dispuesto a seguir intentando comunicarse con el vendado, después de haber salido del cuarto donde Draken se encontraba –y obligar a takemichi a no volver a usar algo así públicamente– se volvió a centrar en tratar de llamar a Edogawa.
Ya iban alrededor de 20 llamadas pérdidas, y cada una de ellas era dirigía directo a buzón de voz. Soltó un suspiro rendido y pateo con fuerza una pequeña maceta que estaba por el pasillo, sin duda golpearia a aquel idiota cuando lo vea.
—Si rompes la maceta, la pagarás de tu bolsa, Atsushi-kun— la voz de un hombre mirandolo con indiferencia captó su atención —No querrás causarle problemas a tu madre...
—Lo siento, Fukuzawa-San— se disculpó con aquel hombre más alto que el.
Fukuzawa Ogai, director y médico principal de aquel hospital.
—No te preocupes, ¿ya pasaste a ver a tu amigo?
—Si— contestó poniendo sus manos dentro de las bolsas de su pantalones —Estaba por irme, pero trataba de comunicarle con un amigo... Hace una semana que no se nada de el.
—¿Hace una semana?— interrogó con intriga.
—¡¡Y ni una sola llamada me contesta!!, Ese idiota... Lo golpeare cuando lo vea— manifestó con coraje mientras apretaba su puño.
—Una semana eh...De casualidad... ¿Tu amigo tiene vendas por todo su cuerpo?— quiso saber mirando las acciones del más pequeño.
—S... No me diga que...
—Habitación 106, segundo piso— informó para después caminar hacia el lado contrario. —Por favor reprime tu fuerza, no quiero que se quede otra semana más cuando ya lo daremos de alta.
—No prometo nada.
Y dicho aquello, se encaminó hacia dicha habitación mientras daba fuertes pasos.
Iba a golpear a aquel idiota.
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Mikey se encontraba caminando lentamente entre los pasillos del Hospital como si de su casa se tratará, sin prestarle mucha atención a las habitaciones de las personas que se encontraban presentes, por una u otra situación.
