El demonio en el bosque

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2.- Au otros universos/ Crossovers 7.-Perdidos en el bosque

Akashi está realmente enojado con Kotaro; quien fue el que lanzo el balón de básquet tan lejos entre los árboles. Inevitablemente se pierde, encontrándose con algo imposible e interesante. (Au Inuyasha, modificado a conveniencia)


 (Au Inuyasha, modificado a conveniencia)

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Akashi está realmente enojado con Kotaro; quien fue el que lanzo el balón de básquet tan lejos entre los árboles. Desde un tiempo y gracias a una buena terapia y su equipo, Seijuuro es capaz de al menos soportar las tonterías del revoltoso rubio, sus pensamientos absolutistas sobre ganar y poseerlo todo no es tan exagerado como antes, pero algo es algo.



Decidido a ser más normal; y después de una acalorada forma extraña de decidir quién iría por la pelota, tuvo la suerte de salir seleccionado para la tarea. No había problema, no iba a perderse eso era seguro y había un plus en la belleza del pequeño bosque se extendía a kilómetros tras su propiedad, así que lo hizo de buena gana; pero con un buen menú de entrenamiento cocinándose de a poco en su lugar. Kotaro terminaría sin piernas.



Fue cuando escucho el crack bajo sus pies que supo que las cosas terminarían mal. La caída no fue tan profunda ni peligrosa, pero era seguro que acabaría sucio, con la ropa algo desgarrada y en medio de una profunda oscuridad.

Tomo su teléfono para darse algo de luz, notando en una esquina de lo que parecía un pozo antiguo un brillo peculiar. No escarbo mucho en la tierra húmeda, sacando de entre esta una piedra brillante. Cuando la alzo entre sus dedos, noto que se trataba de la punta de una flecha, justo en ese momento uno de sus ojos comenzó a doler tanto que cayó de rodillas, podía ver entre las lagrimas como el piso se distorsionaba y en su estomago sintió una profunda caída.



Cuando el dolor ceso, abrió los ojos solo para sentir la intensidad de un cielo azul, el brillo de la luz del atardecer. Se levanto; aun con la punta de flecha entre sus dedos, guardándolo en el bolsillo de sus pantalones de deportes medio roto y sucio. Vio una escalerilla en una pared del pozo, por lo que se dispuso a salir del lugar, enojado porque al parecer tenía que rescatarse solo.



¿Mil vueltas alrededor del gimnasio serina suficientes? No; no lo creía. Kotaro lo tendría duro. Su vida.

—¿Pero qué demo...?—



¿Estaba asustado? Si, ¿Iba a externarlo? No.



Seijuuro ya no llevaba puesto su pants deportivo, en su lugar llevaba un traje como de guerrero antiguo. No le preocupaba en absoluto su forma de vestir, ni su alrededor. Si no la forma en la que algo o "alguien" colgaba del árbol cercano.



Podía verlo a la perfección a pesar de la sombra que daba la gruesa capa de hojas verdes que daban los árboles, su curiosidad y el miedo de que una forma bárbara de personas existiera a su alrededor haciendo tal cosa con semejante criatura fantástica. El color canela de su rostro era quizá un poco ceniciento por la posición en la que se encontraba, que por cierto; era colgando del grueso tronco del árbol, envuelto en enredaderas que parecían secas.



A pesar de esa visión, podía decir que se le veía pacifico.



La tranquilidad con la que el suave viento mecía sus castaños cabellos le hacia querer tocarlo, saber si había aun suavidad entre sus hebras. Seijuuro podía asegurarlo, pues el brillo del atardecer lo hacía brillar hermosamente.

Lo que más sacudió su psique, era las dos bonitas y peludas orejas a un lado de la cabeza del castaño. Sus nervios le decían que quizá estaba alucinando, pero había una imperiosa necesidad de tocar ese par de apéndices felpudos solo para asegurar lo suaves que eran.



Sus pasos lo guiaron hasta el cuerpo, casi gritando al escuchar y ver pronto como una flecha se clavaba a su lado.



—No despiertes a Furihata-kun si sabes lo que te conviene—



Seijuuro miro por el borde de su mirada a un joven de cabellos azules como el cielo, portaba un arco y otra flecha dispuesta a ser disparada.



—Es terrible que lo tengan de esta manera, está vivo, ¿No es así? — pregunto algo indignado.



—Furihata-kun escogió su forma de superar la eternidad, no debemos perturbarlo—



Seijuuro dio un traspié al intentar ver mejor el rostro del castaño y preguntarle a que se refería, tomándose de lo primero que pudo para no caer de trasero al suelo, que era ni mas ni menos que una de las secas enredaderas, lo que costo que el llamado "Furihata-kun" cayera entre sus brazos aun inconsciente.



—¡¿Qué has hecho?!— le grito el joven —¡¿Cómo has osado volver, aun después de lo que le hiciste?!—



—¡No entiendo de lo que hablas, es la primera vez que estoy aquí! — le dijo al fin, sintiendo como el cuerpo entre sus brazos comenzaba a moverse



Un par de ojos café claro hicieron aparición y en ellos pudo ver una expresión cambiante, inicio con incredulidad, escalando a dolor y algo que considero indignación para pasar a la ira ciega.



—¡Seijuuro! — grito el joven completamente cegado por la ira —¡Voy a matarte, traidor! —



Seijuuro por supuesto no perdió el tiempo en huir humillantemente por su vida, refugiándose; siendo guiado claro, por el de cabellos azules, quien a su vez; mientras disparaba flechas contra el castaño, le lanzaba un collar de cuentas blancas y azules.



—¡Lánzalo en su dirección y grita un hechizo! — le indico mientras ambos corrían intentando defenderse



Las hojas del bosque delataban su posición, las copas de los arboles generando mas oscuridad con forme el sol se ocultaba. Seijuuro no sabía que decir. Tenia tantas cosas que su yo anterior con gusto gritaba en su cabeza. "En este mundo, ganar lo es todo," o quizá "Siempre tengo razón" tal vez "Duerme, Rey veterano" pero dios; eso en ese momento que lo pensaba, sonaba tan vergonzosamente egocéntrico.



—¡Grita el hechizo, el hechizo! — escucho del peli celeste.



Seijuuro cayo sobre sus rodillas y manos luego de tropezar con una raíz, sentía un dolor lacerante en uno de sus tobillos, en su ojo izquierdo. Gateo hacia atrás cuando tuvo de frente al castaño, aun teniendo en su mano el colgante.



—¡A mis pies, conoce tú lugar! —



Dicho eso lanzo el colgante, viendo con incredulidad como las cuentas salían disparadas en muchas direcciones, solo para reunirse después alrededor del cuello del castaño.

Este solo se retorció de dolor antes de caer; en efecto, a sus pies y luego cerrar los ojos cayendo desmayado.

Seijuuro creyó que todo había acabado, solo para tener un par de flechas en medio de sus piernas ya su alrededor.



—Juramos proteger el sueño de Furihata-kun, tu solo has venido de nuevo a perturbarlo. Ahora tendrás que quedarte a encontrar los fragmentos perdidos del corazón del emperador para poder liberarlo de su maldición—



Seijuuro trago saliva, estaba enojado al ser lanzado a una empresa que no entendía de un asunto que pensaba no le concernía. Pero la vista del joven de rojo y cabellos castaños le causaban dolor en el corazón, una sensación de doloroso dejavu.



En cuanto volviera, juraba destrozar a Kotaro por su posible desaparición en el bosque.

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⏰ Última actualización: Aug 06, 2022 ⏰

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