Torciendo la realidad. | 𝗦𝗵𝗶𝘀𝘂𝗻𝗮𝗿𝘂 |

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Título: Dos pasos al costado y abajo vamos.

Un par de párpados revolotearon y un gemido débil y doloroso partió el aire inmóvil.

"¿Kurama?"

"¿Qué pasa, kit?"

"¿Dónde estamos?"

Naruto trató de moverse e inmediatamente se detuvo ante la avalancha de dolor.

"Ay..."

"Quédate quieta, kit", retumbó el gran zorro, empujando suavemente su contenedor hacia su paisaje mental compartido. Una cola peluda se envolvió alrededor de la forma temblorosa de Naruto y metió al humano en su costado. Con un suspiro, Bijuu dejó que parte de su poder fluyera a través del sello; El chakra rojo cubrió el cuerpo físico de Naruto, curando las laceraciones y moretones que cubrían casi cada centímetro de piel.

"¿Qué recuerdas, Naruto?"

Naruto frunció el ceño, levantando la cabeza para mirar a los ojos carmesí de Kurama. "Estábamos peleando con Kaguya y ella me lanzó un montón de Gudoudama... y luego nada".

La Cuarta Guerra Shinobi había destrozado la tierra y aniquilado a casi toda la población humana. Solo unos pocos cientos de civiles habían sobrevivido, dispersos en un intento de huir de la destrucción. Fuera de las Fuerzas Aliadas Shinobi, solo Naruto estaba viva y ella había hecho su último esfuerzo junto a la versión Edo Tensei de su padre, Namikaze Minato y un Uchiha Obito convertido.

El trío era muy consciente de que ahora era una apuesta de tontos; con Sasuke muerto, ya no tenían forma de sellar a la diosa y era solo cuestión de tiempo antes de que también los mataran.

Naruto olfateó. ¡Había pasado por un infierno, se le permitió llorar!

"¿Y ahora qué? ¿Estamos muertos?"

El zorro se movió, agitando las colas con inquietud detrás de él. "No exactamente."

"¿Eh?"

"Antes de eso, ¿cómo te sientes ahora?"

Naruto frunció el ceño ante el obvio intento de cambiar el tema, pero de mala gana lo dejó pasar por el momento. Se sacó de su paisaje mental y trató de mover las manos. Cuando no hubo dolor, se relajó y se movió lentamente, con los dedos rozando la hierba mientras intentaba sentarse.

....¿césped?

La sacudida de la conmoción que atravesó su cuerpo fue suficiente para que el Jinchuuriki forzara sus ojos a abrirse. Toda la vegetación se había quemado hace mucho tiempo y solo había tierra dura quemada. ¿De dónde demonios había salido la hierba?

Los ojos de la niña se abrieron cuando vieron los imponentes árboles que la rodeaban, el bosque se extendía más allá de lo que sus ojos podían ver. Naruto se quedó boquiabierta; incluso podía detectar algunas lechuzas escondidas entre el follaje gracias a sus sentidos mejorados. También se oía la débil corriente de agua corriendo en la distancia, muy probablemente un arroyo o un río.

Pero sobre todo, el aire olía a limpio.

Durante años, el hedor de la sangre y la muerte había impregnado el aire, obstruyendo sus fosas nasales y dejándolos sin aliento a veces, incluso provocándoles náuseas. Respirar aire limpio, el aroma de los árboles, las flores y la naturaleza pura era como un deseo hecho realidad.