Torciendo la realidad. | 𝗦𝗵𝗶𝘀𝘂𝗻𝗮𝗿𝘂 |

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Título: Desesperación. Traición. Amar.

Kurama no respondió a eso, en lugar de eso se animó con el ceño fruncido. "Kit, ¿sientes eso?"

"¿Sentir qué?"

"Más allá de las puertas principales".

Hikari parpadeó ante la confusión y urgencia en la voz de su compañero, pero obedeció, extendiendo su rango sensorial más allá de las paredes de Konoha.

Los ojos azules se abrieron cuando finalmente sintió a qué se refería Kurama.

"¡De ninguna manera! ¡No puede ser...!"

[...]

Hikari se movía de un pie a otro con incertidumbre, sin estar segura de si debía dirigirse hacia las puertas o ir en busca de una explicación. La necesidad de esto último ganó y la chica giró sobre sus talones, corriendo hacia la Torre Hokage.

Una breve llamarada de chakra fue la única advertencia que dio antes de deslizarse por la ventana abierta con un movimiento suave, aterrizando perfectamente de pie frente al sorprendido Sandaime.

Hiruzen echó un vistazo a su expresión medio en pánico y medio seria y activó el sello de privacidad. Lo que fuera que había asustado a la normalmente imperturbable chica debía ser serio. "Hola, Hikari-chan. ¿Qué puedo hacer por ti?"

"¡¿Por qué?!"

"¿Por qué Qué?"

"¡¿Por qué un grupo de personas de Suna se dirige hacia aquí?!"

"Ah", tarareó el viejo Hokage mientras se reclinaba en su silla y fumaba su pipa una vez antes de que su expresión se volviera ligeramente seria. "¿Creo que sabes que tenemos un tratado con Suna? Una delegación vendrá a discutir algunos de los términos; se enfrentan a algunas dificultades por lo que desean encontrar alternativas para mantener el tratado en vigor".

Hikari respiró hondo en un intento de recuperar algo de calma. No funcionó del todo, un borde de histeria todavía estaba presente en su voz cuando gritó: "¡¿Entonces por qué el Jinchuuriki de Ichibi viene aquí también?!"

La pipa se deslizó de los dedos flojos de Hiruzen y cayó sobre el escritorio con estrépito, el sonido era bastante fuerte en la habitación que de otro modo sería silenciosa. "¿Estas segura?" le preguntó con urgencia en su tono.

"Sí. Estoy bastante segura de que el Jinchuuriki es Gaara, pero la firma del chakra de Shukaku es muy distinta. Kurama también lo verificó".

Hiruzen juntó los dedos y entrecerró los ojos mientras pensaba. Quizás el Kazekage estaba trayendo a sus hijos para permitirles experimentar la vista de una aldea diferente. Pero cuando expresó sus pensamientos, Hikari inmediatamente sacudió la cabeza.

"Esa es una buena teoría, pero no siento que haya niños en el grupo, Jiji".

"Ya veo... ¿a qué distancia están?"

Hikari arqueó una ceja en cuestión pero respondió: "¿A su velocidad actual? Unas seis horas antes de que lleguen a Konoha".

Antes de que Hiruzen pudiera decir algo, ella habló por encima de él: "¡Algo como esto nunca sucedió en mi dimensión! ¿Hiciste algo, Jiji?"

"Supongo que sí", asintió pensativamente el Sandaime. "O mejor dicho, lo hiciste".

"¡¿Eh?!"

"Piénsalo; En su mundo, Konoha se habría debilitado ligeramente debido al incidente con Kumo. Las otras aldeas shinobi habrían aprovechado la oportunidad para introducir espías o socavar cualquier tratado existente. Pero eso no sucedió aquí".