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-¿Cómo sabemos que es verdad?-preguntó su esposo- ¿Cómo sabemos que no es un truco o una broma?

Una de muy mal gusto.

-Los recuerdo bien- gruñó con disgusto- los amigos de su esposo, ese Potter... ¡eran unos alborotadores delincuentes! -escupió con notable rabia pero volvió a componerse para evitar despertar a los bebés.

Petunia estaba mortificada en el mesón de la cocina, todavía en estado de shock, con los pelos de punta y temblorosa trataba de sostener el vaso de leche caliente que su esposo le había ofrecido. Vernon volvió a hablar.

-... No me sorprendería que esta fuera otra broma de mal gusto de su parte-murmuró esto último mientras recordaba la primera y última vez que los vio.

-No es una broma, Vernon.

El hombre volteo a mirar a su marchitada esposa, esta le dió una mirada triste pero llena de palabras, palabras que si bien no podía leer todas podía ver entre ellas un "créeme, lo sé".

Su corazón tuvo un vuelco.

Sino estuviera cargando a su hijo en brazos en estos momentos para arrullarlo y no llorara más iría a abrazar a su Petunia.

-Pet- la llamó suavemente.

-Es idéntico a Potter...-

Vernon miro al bebé que descansaba en la canasta sobre la mesa de la cocina.

-...¿Será un anor-... Mago, como ellos?-preguntó con precaución, no llamaría de una forma despectiva esa gente frente a su ahora sensible esposa.

-Lo será, eso dice la carta. - "y puedo sentirlo" pensó.

-¿Por qué con nosotros?- preguntó desconcertado e indignado- ¿No se supone que unos "mugres sin gracia" como nosotros no deberían cuidar a uno de ellos?

-Muggles, querido- corrigió sin mirar a su esposo y suspiró- es una cuestión de protección de sangre.

No sabía qué le dolía más a Petunia, que la creyeran tan desalmada como para tener que amenazarla para no dejar a su sobrino o que hayan especificado que "si hubieran otras opciones más adecuadas no los buscaríamos".

-Bueno... Es una suerte tener un cuarto extra- bufó- mañana nos arreglamos para buscarle una cuna, hoy solo quiero que me expliques como se cuida esa cosa -Vernon miró al bebé con algo de curiosidad, apenas sabía cómo cuidar a Dudley.

Petunia miro sorprendida a su esposo- Vernon...

-No vas a pensar que te dejaría sola en esto- sonrió con suficiencia- te lo dije cuando salimos, nunca te reprocharé nada de tu familia-dijo esto último tratando de transmitirle cariño y confianza a su esposa.

Sonrió- Gracias, Vernon...- esto es... Complicado, para mí.

-Lo sé...

Tal vez Petunia no lo diría, en realidad, casi siempre se guarda toda esa clase de pensamientos y sentimientos pero Vernon sabía que su esposa no odiaba a su hermana, la quería.

Podía hacerse una idea del dolor, no podía imaginarse a sí mismo si algo le pasará a Marge.

-Descuida, solo hacemos lo que ya hacíamos con Dudley, será fácil.

-Claro, además, Lily no necesito ningún cuidado especial cuando era bebé- sonrió- será como otro bebé normal.

-Será fácil, solo será un Dursley más en la casa-dijo asistiendo con seguridad.

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Un par de meses después los Dursley se encontraban derrotados ¿Quién diría que ser padres primerizos de dos niños seria tanto trabajo? El sentido común, claro, pero los Dursley no estaban pensando con el sentido común cuando en su primera noche como familia de cuatro vieron dormir juntos a los dos pequeños niños, Petunia puede jurar que vio un brillo especial en los ojos de su marido ante la tierna imagen y ella no quedaba atrás.

Estaban seguros que si durmieron 4 horas cada uno era mucho, Harry y Dudley eran dos bebés que requerían mucha atención, primeramente, porque al ver la cicatriz en la frente de el bebé, Petunia y Vernon pensaron lo peor, aterrados de que su sobrino tuviera algún daño permanente que no pudieran ver lo trataban con un cuidado y protección ridículos, asustados de que cualquier mínima cosa pudiera perjudicar más al bebé. En segundo, estaba su primogénito Dudley que en sí, era un bebé que exigía muchísima atención, era sensible ante cualquier estímulo y sufría de una mamitis severa, sin olvidar que tenía un llanto que penetraba todas las paredes de la casa, bueno, era bueno saber que al menos tenía unos pulmones sanos.

-Querida, lo estuve pensando, tener dos bebés a cargo es una responsabilidad muy grande - comentó Vernon mientras se sentaba en su silla especial del comedor, Petunia y él al fin habían logrado dormir a Harry y a Dudley después de 3 horas de llanto, incluídos los de Vernon, tenían suerte de aun tener el descanso paternal del trabajo- Deberíamos solo quedarnos con uno, sería más facíl... Dudley es el que come y llora más -murmuró esto ultimo por lo bajo mirando a otro lado- ¡podríamos conseguirle una familia de sordos con mucha comida!

-¡Vernon!-Petunia exclamó mirando con desaprobación a su esposo.

-Es broma, es broma... Dudley duerme más y mucho más rapido, también es el más tranquilo, Harry es demasiado enérgico, si conseguimos una familia de deportistas con un patio grande-

-¡Vernon Dursley!- Ahora Petunia de había erguido en su silla con un claro tono de "Ni te atrevas a considerar una cosa ni la otra".

-¡Es broma, querida, es broma!-dijo alzando levemente las manos a la altura de sus hombros en señal de paz con una risa nerviosa- Jamás podría elegir entre mis dos muchachos.

-...Bien.- respondió enternecida e impresionada ante las palabras "mis dos muchachos".

-Si los dejamos a los dos-

Esa noche, Vernon Dursley durmió en el sofá.

Familia DursleyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora