Ámbar no recordaba ninguno de sus cumpleaños con lluvia, el mes de su cumpleaños se caracterizaba por tener el mejor de los soles y el mejor de los vientos, aunque no lo recordase como una fecha memorable, jamás con lluvia como ese año. Despertó pasadas las diez, al salir de su habitación no había nadie en casa, la esperaba pegada al refrigerador una lista de lo que debía arreglar antes de que sus padres regresaran, que según la nota sería pasadas las 9:00pm, en palabras más cortas, habían olvidado su cumpleaños otra vez.
La rubia se limitó a ordenar con la prisa de quien tiene algo importante por hacer , luego se arregló con ganas, de una manera especial, encendió su pipa y la cámara para ponerse en línea. Transmitir le generaba una sensación de urgencia, el deseo de ganar más dinero sin perder un segundo, la prevalencia de un espíritu sensual, lascivo, con el que apenas se estaba descubriendo la hacían sentir como dueña de una vida que nunca había tenido y ahora la revestía de confianza.
Mientras la sala se llenaba de gente, ella revisaba los mensajes de cumpleaños que cada año eran menos, unos diamantes se dibujaron en la pantalla, un regalo de la app por su cumpleaños pero nada más, nadie en la sala, buscó el chat de Mike y para su sorpresa, estaba bloqueada, salió y entró del chat hasta que estuvo segura no era un error de carga, su ánimo terminó por tocar el suelo, la verdad, se había permitido emocionarse en los minutos que le daba a su mente rienda suelta para soñar, había hecho planes con Mike, planes financieros claro, estimó el costo aproximado de una sesión y se pensó que este aparecería al menos dos veces a la semana solucionando así todos sus traspiés monetarios, no obstante, esa mañana aprendió que ningún cliente es seguro, ni se queda para siempre.
En vista que nadie se asomaba por su sala, decidió prepararse algo de desayunar, después de todo era su cumpleaños. Fue así como tuvo tiempo de hacer un elaborado desayuno, comérselo y dejar la cocina limpia, antes que apareciera un usuario que hizo sonar el silencioso chat.
- Hola, guapa
- Hola, cariño - Escribió Ámbar en el chat mientras esbozaba una dulce sonrisa frente a la cámara. ¿Te consideras de mente abierta?
-Algunos podrían decir que, bajo estas circunstancias, esa es una pregunta bastante obvia.
- Podrían decirlo quienes no conocen la amplitud del sexo ¿Cuál es tu respuesta?
- Vamos a un privado y te muestro qué tan abierta puedo llegar a ser - Sonríe con picardía a la cámara mientras roza con inocencia el borde de su escote.
La solicitud de sala privada apareció en la pantalla sin mediar respuesta y la rubia sonrió esta vez en señal de triunfo. Eso bastó para olvidarse de sus padres y Mike, se iba la triste, la meditabunda, la pesimista y aparecía esta mujer sensual y desinhibida que lo quería todo.
Aquel usuario, no tenía foto y tampoco activó su cámara, escribía y le pedía a ella responder de la misma manera.
- Puedes escuchar música mientras hablamos, no es necesario que enciendas el micrófono
- Vale, ¿te gustaría elegir qué canción escucharé?
- No, por mí está bien la que gustes, quiero contarte una historia y lo único que deseo es ver tu rostro a medida que leas ¿puedes hacerlo?
Inmediatamente después el usuario anónimo activó una opción, hasta ese momento, desconocida para la chica. En la parte superior de la pantalla se colocó en letras rojas un aviso que decía "pago por minuto", un temporizador comenzó a marcar. Ámbar no entendía lo que pasaba así que respondió con un simple sí y pincho sobre el aviso, se abrió una burbuja de dialogo que decía "El usuario a activado el pago por minuto, cada 60 segundos de llamada corresponden a 5$ añadidos a su monedero"
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Ámbar es una webcamer
EspiritualÁmbar tiene 25 años, acaba de graduarse de la universidad y necesita una solución para su situación económica no resuelta, así que, decide incursionar el modelaje webcam. Esta es la historia de su vida y transmisiones. Una chica en un núcleo famil...