Tap tap tap
El sonido de un cuchillo cortando resonaba a lo largo de la cocina. A diferencia de un corte normal, este corte sonaba a una velocidad que la mayoría de gente pensaría inhumana o que solo podría ser alcanzada por cocineros en su epitome culinaria.
Una vez termina, pasa el producto rebanado hacia el guiso que estaba preparando. Con un cucharon de cocina, saca un poco y lo prueba. - "Hmmm... Con un poco de sal quedaría bien."- Dice para si mismo mas que para otro, mientras consecuentemente toma tal condimento y procede a echarlo.
Eran aproximadamente las 12 de la mañana, donde el restaurante en el que se encontraba trabajando estaba lleno en su totalidad.
Este miro a su lado, confirmando que sus compañeros ya habían terminado con el encargo que se les había asignado. Después de todo, desde que se le asigno como jefe de cocina no toleraría la mas mínima falla en algún plato preparado bajo su liderazgo. No necesita acercarse para detallar el plato, pues para darse cuenta que estaba preparando perfectamente solo le bastaba una leve mirada, así que sigue en lo suyo.
"¡Una orden de bento con camarones teriyaki para la mesa 7!" - Uno de los tantos meseros grita, mientras deja la orden pegada a la pared en espera que alguien la tome. El mismo decide agarrarla pues ya había finalizado con su anterior platillo.
Ese era su día a día desde ya hace varios meses. Poco a poco, aunque a paso demasiado lento, había estado acostumbrándose a la vida que estaba obteniendo en este nuevo mundo. Por momentos, incluso pensaba que era agradable el vivir de esta forma, aun cuando solo era él en el mundo.
El problema recaía en que su destrozada mente no le permitiría procesar la idea de que el Counter Guardian Emiya algún día obtendría la susodicha paz, inclusive si fuera por tan solo momentos tan vánales como lo fuese una vida humana.
Cada día, aunque mas relajante que el anterior, a su vez era mas sofocador; irónico si se le puede decir, pero era natural. Sentía que este sentimiento de comodidad al que se estaba acostumbrando tarde o temprano se acabaría, y una vez finalizara esta paz, regresaría a las manos de aquella entidad proclamada omnipotente, donde continuaría con su eterno sufrimiento. El terror de perder esta vida normal que había conseguido luego de tanto derramamiento de sangre no era algo a lo que estaba preparado enfrentar.
-"¿Archer-senpai?"- Una voz femenina le interrumpe sus pensamientos. El voltea, notando como dos ojos café avellana preocupados le observan.-"¿Sucede algo malo?"- Pregunta de forma tímida, intentado observar algún malestar en el hombre. La chica en cuestión era una joven de tan solo 19 años con una figura promedio que portaba un cabello negro que le llegaba hasta encima de su cuello. Archer sonríe, dejando esos pensamientos de lado. -"No es nada, solo estaba perdido en mis pensamientos"- Dice, mientras intenta tranquilizarla.
-"E-Etto... Si necesita hablar podría contármelo."- Jugando con sus dedos, la chica de pelo corto le pregunta, mientras desvía su mirada debido a la vergüenza. Archer simplemente niega, manteniendo su postura de guardar silencio. -"No te preocupes, solo son pensamientos irrelevantes. Como sea, no es momento para esto, tenemos otras cosas de que preocuparnos. Por ejemplo, deberías asegurarte de que tu platillo sea comestible."- Responde, con una sonrisa sarcástica. La chica le mira confundida, hasta que un sentimiento de realización cae sobre ella y voltea su mirada.
-"¡N-NO PUEDE SER!"- Grita, mientras ve como la olla esta liberando humo al ser expuesta al calor durante tanto tiempo. Apresuradamente intenta apagar el fuego y mover la olla del fogón, pero al hacerlo no cae en cuenta de ponerse guantes, causando que esta se queme y chille. Archer no puede evitar reírse, después de todo la actuación de la chica le parecía tierna.
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El Shinigami de rojo [DISCONTINUADO]
FanficEn el pueblo de Karakura ronda un disparador desconocido que esta acabando con todos los Hollows de la ciudad, cuyos disparos parecen ser múltiples Zanpakutos. La Shinigami Rukia esta en busca de la identidad de este hombre de poderes extraños, sin...