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|. Él nunca encontró el odio y pena que yo encaro.
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Todo estaba milagrosamente en calma, los estudiantes no habían molestado al joven esqueleto (todavía), por lo que se encontraba algo feliz, leyendo a solas en el patio de su escuela, usualmente odiaba la compañía de las personas en esa escuela, eran muy ruidosos y comenzarían a hacer preguntas tontas o a molestarlo.

Se encontraba leyendo una historia de la época victoriana, una la cual era sobre un amor a ciegas que consistía en una pareja encontrándose una noche a la semana para verse en un baile de máscaras que siempre se hacía en un horario específico, y lo curioso era que jamás se dejaban ver el rostro, pero eso solo le agregaba más interés a la trama, lo cual le parecía emocionante al joven de corona de luna.

Abandonó a medias hace mucho tiempo ese sueño de conseguir a alguien, así fuera un amigo, porque se decía a sí mismo que si no podía con amigos, mucho menos con una pareja, entonces rompió su propia ilusión, la cual lo dejó algo deprimido por mucho tiempo, hasta que se dió cuenta que de todas formas la gente de esa odiosa escuela no era muy buena que digamos.

Atrapado en su bucle de ideas, olvidó que justamente necesitaba compañía para ese baile o no tendría sentido de ir siquiera. Él simplemente iba a tratar, comenzando por sonreír un poco más, ser algo más cortes y así. Incluso si sentía algo de vergüenza ajena debía intentarlo. Tenía un par de ideas sobre a quienes preguntar pero también debía ser precavido, la gente no sabe cuándo cerrar la boca.

—¿Sabías que el descanso ya terminó?— La odiosa voz Interrumpió su reflexión momentánea, causándole una leve mueca de fastidio a Night.

— No debería importarte si llego tarde a-...— Suspira y se levanta de su lugar sacudiendo su pantalón.

— Disculpa, es que parecía casi que estuvieras como dormido con las cuencas abiertas, extraño, heh.— Una chica de su grupo de literatura, Evelyn, lo había encontrado ahí y se llenó de valor para hablarle.

— No, discúlpame a mí por reaccionar tan mal, estaba perdido.— La verdad es que se forzó bastante para no decir nada descortés, lo mismo hizo con su cara.

—¡Oh! Tranquilo, entiendo, estabas como en...la zona o algo así.— Responde con tranquilidad y una pequeña sonrisa, para además hacerle señas a Night de que vaya a su salón.

— Gracias por..despertarme, creo, me habría quedado dormido o algo si nadie venía.—

— Descuida, ve a tu salón, nos vemos hoy en literatura.— Finalmente en medio del pasillo se despide moviendo la mano y corriendo a su salón.
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Night se encontraba totalmente solo en el salón al final de las clases viendo al pizarrón, quieto, con una mirada perdida y triste sobre las notas de clase hechas con tiza y con una linda caligrafía que ahora se desmoronaba. Todo había terminado, estaba bien, pero se sentía extraño, bien, milagrosamente, y le asustaba un poco.

Tenía miedo de que esta chica acabara siendo, junto con el búho, una mentira, un truco para acercarse y hacerle la vida un infierno una vez más. Pero trataba de no joderse tanto la cabeza, pues sabía que hacerlo no tendría más razón de ser que hacerse daño. Entonces decidió salir cuando escuchó a los populares irse de ahí, tomó sus cosas y miró a los lados para dar paso a su salón de literatura.

Cuando de la nada simplemente algo que pareció haberse materializado ahí sin razón aparente le hizo caer de una forma estrepitosa al piso, cosa que le causó dolor en las rodillas, por lo que soltó un quejido sobando el área lastimada, entonces cuando se dió vuelta para ver qué lo había hecho caer, para su desgracia, era alguien que verdaderamente le causaba miedo de esa escuela tan grande, de todas las posibilidades tenía que aparecer el grandisimo idiota que más daño físico le había causado en toda su vida.

『 Fruto del mal. 🍎』|| Nightmare SansDonde viven las historias. Descúbrelo ahora