Primera palabra

893 114 55
                                    

10 meses

—Vamos, gatita, intenta repetir conmigo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—Vamos, gatita, intenta repetir conmigo. Soy papá. Pa-pá.

Keisuke se señalaba a sí mismo mientras vocalizaba de forma exagerada frente Aiko, remarcando bien con los labios la sílaba «pa». Llevaba ya varias semanas así, sentándose en el sofá frente a su hija, y repitiéndole quién era una y otra vez, con la esperenza de que en algún momento lograse decir papá.

Aiko ya era capaz de emitir algunos sonidos sencillos y darles cierta forma. Podía pronunciar sílabas como ba, gu, ta, e incluso ka, casi sin ninguna dificultad. Era una bebé bastante ruidosa, de hecho; se la pasaba balbuceando cosas sin sentido la mayor parte día, mientras se entretenía con sus juguetes o esperaba sentada en su sillita para que le diesen la comida. Otras veces soltaba soplidos curiosos, pedorretas y risitas infantiles que alegraban el ya de por sí feliz ambiente del hogar.

Sin embargo, aún no había conseguido pronunciar su primera palabra.

Ba-bá.

—¡Hey, muy bien, ya casi lo tienes! —la felicitó el pelinegro, mostrando una enorme sonrisa que únicamente consiguió que la pequeña riese más en respuesta—. Pero se dice papá, con p. Papá.

La menor pareció entender las palabras de su padre, pues lo observó en silencio durante unos segundos, mientras parecía recapacitar. Su boquita abierta de forma pensativa y curiosa, ansiosa por hablar.

—¡Ba-bá!

Baji dejó escapar un suspiro, y acto seguido, sus labios se torcieron en otro atisbo de sonrisa. Aunque seguía sin lograr que dijese papá, Aiko se veía tan, pero tan, sumamente tierna y entretenida intentando pronunciarlo, que Keisuke no podría frustrarse ni aunque lo intentase.

Poco a poco.

La alegre voz de Chifuyu hizo eco en el salón

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

La alegre voz de Chifuyu hizo eco en el salón.

«Ya estoy en casa», había canturreado, y tanto Keisuke como Aiko voltearon a verlo. El rubio venía cargado con bolsas del supermercado en ambas manos, la tela impermeable de su chaqueta algo salpicada de pequeñas gotitas de agua que se deslizaban camino abajo. Al parecer, había empezado a chispear un poco fuera.

Sempiterno┊BajiFuyuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora