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Ya faltaba poco, muy poco para que las clases acabasen de una buena vez. Era cuestión de minutos para que suene el timbre y den por hecho el que las clases terminaron y así las esperadas vacaciones de verano comiencen.

Eddie Munson esperó por este momento desde que iniciaron las clases, era su momento favorito del año; podría practicar más seguido con su banda, tener más tiempo para dormir o trasnochar, jugar casi todos los días D&D, o como también para ganar dinero vendiendo algo no tan sano debido a las fiestas que se acercaban.

En cuestión, podría hacer de todo, lo que él quisiera.

Así que ahí estaba el de cabellos ruludos, en su banco. Estaba en clase de ciencias, la verdad es que no le podía importar menos y lo hacía muy obvio.

Pero siendo sinceros, a nadie le importaba la clase en estos momentos, solo que sonara el timbre.

— Antes de que suene el timbre y se vayan, escuchenme. —dijo con firmeza la profesora.— Cuando regresen las vacaciones, tendrán que entregarme un trabajo práctico grupal- —sonó el timbre, y ni bien lo hizo todos los alumnos se pararon y corrieron a la puerta, saliendo.— Y va a ser del último tema estudiado... Carajo. —dijo varias maldiciones, guardando sus cosas de trabajo.

Munson se dirigía hacia la entrada del colegio a pasos apresurados, tenía una conversación pendiente con cierto niño de gorra.

Costó encontrarlo entre tanta multitud afuera pero cuando pudo reconocer su característica gorra y estatura sonrió instantáneamente, pero desapareció al ver que estaba acompañado de alguien extrañamente conocido.

Era Steve Harrington, el "Rey".

¿Qué hacían ellos dos juntos?

Desde la distancia se notaba que hablaban amablemente. Miraba fijamente hacia el castaño, lucía diferente comparado a otros años, ya había pasado tiempo desde que se graduó.

Pero pudo presenciar como el otro también lo miró, le devolvió la mirada y al instante corrió su mirada hacia otro lado. Al carajo la conversación con el niño, le hablaría en otro momento.

O eso pensó.

Porque ni bien notó el punto de vista de Steve, el niño se volteó y vió a su querido amigo Eddie, lo saludó agitando su mano junto con una sonrisa. El pelilargo suspiró y lo saludó, para luego acercarse a ellos.

— ¡Amigo! —se saludaron con un abrazo amistoso, separándose rápidamente.— Pensé que no vendrías.

— Yo nunca miento, Henderson. —dijo rascándose la mejilla, mirando de reojo a su acompañante. Que incómodo.

— Dustin, no sabía que eras amigo de Munson. —se metió en la conversación el castaño.

— ¿Lo conoces? —asintió.— Eddie, ¿Por qué no me dijiste que conocías a Steve?

— ¿Quizás porque no lo pensé? —dijo sarcástico.— Como sea, vámonos. —agarró del antebrazo al menor para llevárselo consigo pero algo lo detuvo.

— ¿Disculpa? —el mayor de entre los tres agarró al de gorra del otro antebrazo, jalando de él.— Henderson y yo tenemos cosas que hacer, además no eres buena influencia para él.

— ¿Di-di-disculpa? —imitó, ahora él jalando de Dustin.— Que lástima, porque Henderson también tiene cosas que hacer conmigo, ¿Sabías?

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⏰ Última actualización: Aug 20, 2022 ⏰

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