Chapter 6

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El trío ya había terminado con sus compras, yendo ahora camino a casa de Chuuya, quién esperaba a sus invitados moviendo una copa de vino, viendo su contenido balancearse contra las paredes de vidrio.

No mucho después pudo sentir ruido por el pasillo — “¡¡Dazai san!!” se quejó alguien, y unas risillas viniendo de otra persona. Luego sintió los ruidos disminuír y un toqueteo a su puerta.

— Hola, Chuuya san...

— ¿A-Aku-- Qué mier.. Oi Dazai, qué pasó?

— Sigues igual de bajo que siempre, Slug~

— ¡Ya déjate con eso! ¿Qué carajos le ocurrió al niño?

— Mejor que ni le explique —habló Atsushi.

— ...eh? Le hiciste algo, sabandija!? —le agarró de su castaña gabardina.

— Cálmate —palmeó suavemente en su hombro— aquí tienes.

Chuuya observó lo que el castaño le entregaba, una bolsa y algo más, pero estaba envuelto en papel.

Soltó su agarre y tomó las cosas, llevándolas a la cocina y viendo el contenido de las bolsas, el extraño paquete le causó curiosidad, y con cierta cautela rasgó el papel que lo envolvía, era una botella de vino.

— Un... Petrus? O-Osamu.. —levantó su vista ligeramente, observando al castaño que también tenía su mirada puesta en él.

Bajó nuevamente su vista hacia la botella, la guardó cuidadosamente en un estante y siguió desempacando el resto de cosas. Aún así, le pareció extraño, Osamu dándole un vino como ese? Algo tramaba, pero prefirió no decir nada.

Mientras, el Shin Soukoku estaba bastante distraídos del mundo, ni siquiera recordaron que Dazai dijo haber perdido su billetera al momento de comprar y llegó con algo (que ellos no sabían) más caro que la renta, y ahora tampoco habían notado lo que sus superiores decían o hacían; Ambos estaban lo suficientemente ocupados en sus cosas, encontrándose ahora en el balcón del departamento de Nakahara.

— El departamento de Chuuya san es bastante lindo y espacioso —comentó el de ojos grisáceos, apoyado sobre la baranda de aquel balcón.

— Lo es, aunque tu departamento también es lindo

— ¿Eh? A qué te refieres con "tu departamento"? —le miró extrañado el menor.

— Oh, no lo recuerdas?

— Aún soy menor, mi habitación está en la base de la mafia... —"Claro, este no es el mismo Ryu", se recordó a si mismo el albino.

— Supongo que tendré que explicarte un par de cosas cuando lleguemos a casa, pero bien... ¿Cómo te has sentido? No te duele nada?

— Oh, yo-- Sí, estoy bien —afirmó a su superior.

— Me alegra saber eso —hizo una pausa— ¿Recuerdas cómo me conociste?

— Sí, usted... — se detuvo, en realidad no tenía ninguna memoria, solo un vago recuerdo de una conversación que "tuvo en algún momento con su superior", que en realidad nunca había pasado en aquella línea de tiempo.— Lo siento, no.. no puedo recordar

— Está bien, no te preocupes si no recuerdas en verdad nada —le tranquilizó el mayor.

— Si usted lo dice...

Se quedaron unos minútos observando el horizonte, el cielo que hace apenas unas horas parecía celeste ahora parecía tener más un tono rosa o anaranjado, era realmente hermoso acompañado de lo que parecían unas esponjosas nubes. Todo parecía tan tranquilo, hasta que los chicos salieron de su mundo luego de escuchar unos gritos y unos cuantos platos romperse.

Dashomon - Bungou Stray DogsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora