2: Un bocado agridulce (parte 1)

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La verdad siempre fui algo paranoíco con entablar nuevas relaciones

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La verdad siempre fui algo paranoíco con entablar nuevas relaciones. Supongo que por eso siempre tuve un circulo de amigos tan reducido, no había espacio para nuevas personas, las dejaba fuera. A menos de que tuviera algo en común con ellas, o sea, que estuvieran igual de dañadas que yo. Con Rocky fue distinto, porque en ese entonces yo no estaba tan jodido como él. Pero eso todavía no lo sabía.

El día siguiente de cuando comencé a hablar con él estuve evitando toparmelo, y aunque sintiera su mirada clavada en mi espalda durante todas mis clases no me di la vuelta, porque, como lo dije, nunca fui una persona muy abierta a las nuevas amistades. Igual, no sirvió de mucho estarlo evitando, pues una de nuestras maestras, estaba embarazada, y tuvo que irse temprano, y mientras esperaba la próxima clase fui a sentarme debajo de uno de los árboles del patio de la escuela y pensé aprovechar el tiempo para retomar mi lectura. Apenas escuché el crujir de las hojas y las pisadas en el césped bajé el libro para encontrarme con él enfrente de mí, estaba sentado con las piernas cruzadas y su vista estaba clavada en mí.

—¿Qué lees?

Le señalé la portada del libro para evitar seguir la charla y volví a enfocar la vista en las páginas.

—¿Demian?, un título bastante simple, igual que la portada con esos dos pajaritos. El nombre del autor es raro, ¿alemán?

—Hermann Hesse. Sí, era Alemán.

—¿Y de qué trata el libro?

—Es un libro muy difícil de explicar.

Contesté tajante para evitar seguir con la conversación.

—¿Es difícil de explicar?, ¿o es difícil de entender para ti y por eso no puedes explicármelo?

Me torné a mirarlo con desdén. Cerré el libro y lo dejé de lado.

—Es difícil de explicar. La historia habla de un niño, Emil, que de pronto conoce a otro en su escuela, Demian, un niño que es bastante sabio porque todo lo que la escuela y el resto de la sociedad inculca como parte de la moral obligatoria, él lo cuestiona. Entonces, este se convertirá en el guía de vida de Emil para que salga del pensamiento colectivo que reciben el resto de las personas sumisas que no tienen criterio propio, el que llama "mundo bueno". Básicamente, esta lleno de simbolismo y metáforas extrañas que buscan explicar de una manera u otra como romper la dualidad que existe entre estos dos mundos, el bueno, y el malo, «el pájaro rompe el cascarón. El cascarón es el mundo. Quien quiera nacer, tiene que destruir un mundo» —cité un poco de uno de los párrafos más significativos del libro—, te hace cuestionarte porque la religión y todo se divide en dos polos opuestos, ¿por qué hay un lado de luz y otro oscuro?, si la naturaleza del hombre siempre tendrá ambos lados representándolo. Siempre están esos dos opuestos. El día y la noche, la vida y la muerte, la luz y la oscuridad. ¿Entiendes?

Dirigí mi mirada a él solo para ver como estaba con cara de imbécil mirándome con los ojos entrecerrados mientras tenía recargada la mejilla sobre el dorso de su mano.

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