Eli nunca se imaginó que todo lo que anhelaba encontrar estaba justo debajo suyo.
Evangelina mejor conocida como Eva o Eli. Vive en un pueblo al norte de Denver Colorad, junto a su tío Max y su padre James.
Eli Intentara buscar al culpable de todo e...
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¡BINGO! FINALMENTE LOGRE ENCONTRAR LAS Bebidas que compre la semana pasada, agarre unos cuantos y me fui de ahí.
Llegue a la entrada de mi cuarto y me detuve al oír unas voces que obviamente reconocí al instante. Agarre el picaporte con cuidado y me pegué más hacia la puerta para poder escuchar con claridad.
— Esto no sale. — era la voz de Bruce que al parecer se notaba desesperado
— Eso te pasa por curioso. — Escupió de inmediato Robin.
— ¡Parezco un payaso!
— Me queda genial esta blusa. — comentó de la nada Bin.
— ¡Robin deja de estar mirándote al espejo y ayúdame con esto! — exclamó alterado.
— ¿Que querés que haga? ¿Que saque mi varita mágica que claramente está en mi bolsillo y desaparezca esa enorme mancha roja que tienes en la boca? — Respondió sarcástico.
— me haría muy feliz eso — hablo con cierta ironía
— No fui yo quien se puso labial.
— Solo quería ver que tan atractivo me veo con esto.
Bin soltó una risa amargada por el comentario del morocho
— Ya sabia que eras un idiota pero no tanto Yamada. — Resopló — Ya voy. Solo tengo que buscar algunos pañuelos para poder limpiarte.
Pasaron algunos minutos y ya no escuchaba sus voces. Así que decidí entrar de una vez y ver que estaban haciendo.
Abrí la puerta de golpe, bruce y Robin me miraron al instante.
Bruce parecía sorprendido, logre ver como se le cayó el labial de la mano apenas cuando entre. Se quedó quieto con sus labios todo corridos y mal pintados. Apreté los dientes para no reír.
Por otro lado.
Robin me miraba neutro. No le dio mucha importancia que yo estuviera ahí y volvio a centrar sus ojos en Bruce con la misma expresión. Permaneció frente a el intentando sacar la pintura de sus labios.
— ¿qué está ocurriendo acá?
Me hice la tonta como si no hubiera estado escuchando todo detrás de la puerta.
No había respuestas.
Alce mis cejas esperando que alguno de los dos se animara a hablar.
— Creo que es algo obvio ¿no?. — contesto Bin mientras sus ojos seguía en los labios de Bruce.
