capítulo 16

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Después de como la doceava lamida, Jungwon ya había perdido la cuenta de cuantas veces soltaba un gruñido al ver que continuaba saliendo sangre de la herida a pesar de sus intentos por detenerla, pero el fin, luego de todo ese proceso, la herida se veía mucho mejor que antes y ya no salía nada de ella, así que el pequeño, orgulloso de su trabajo, dejó un último beso sobre esta antes de intentar levantar su cabeza, pero la mano de Heeseung que descansaba sobre sus rizos le impidió levantarse más.

—¿Meow?

—Quieto ahí. ¿Si, bebé?— La voz de Heeseung era ronca, suave y raspada a la vez, y Jungwon conocía muy bien en qué momento se ponía de esa forma. Con esa actitud dominante, esa forma de expresarse como si fuera una orden, pero a la vez con la sutileza suficiente para que Jungwon no se sintiera asustado. Sí, Heeseung solo se ponía así cuando jugaban juntos.

Sin necesidad de decir más, Heeseung bajó su mano libre hasta sus pantalones, empezando a desabrochar el botón de este y luego bajar su cremallera, alzando un poco su cuerpo, aunque su herida aún se encontraba resentida y le causaba un pequeño dolor, eso no le podía importar menos, necesitaba lograr deslizar su pantalón y su ropa interior lo suficiente como para que su miembro saliera fuera de este, dejándose ver, erguido por completo, con un pequeño brillo por las primeras gotas de pre-semen que escapaban desde la punta.

Jungwon, aún con la cara inclinada hacia abajo, subió su mirada para observar a Heeseung, encontrándose con este mordiendo su labio, apoyando su espalda justo en la pared donde Jungwon antes había estado acurrucado y tras regalarle una mirada, suspiró, llevando su propia mano sobre su miembro, tomándolo por el medio de su longitud y empezando a masturbarlo, de arriba a abajo, con movimientos lentos.

—Hee.

—Amor, quiero que lo chupes.

Después de esas palabras, Jungwon llevó su mirada hasta el largo miembro casi al lado de su rostro, volviendo a confirmar que era eso lo que Heeseung quería, obedeció, permitiendo que Lee guie la longitud hasta su boca y entonces pasó la punta de su lengua sobre esta, logrando que todo el cuerpo de Heeseung se estremeciera por semejante espasmo.

—Oh mierda.

El pequeño al instante subió la vista, sin estar seguro de si eso era bueno o malo, pero al encontrarse con el mayor inclinado hacia atrás y los labios entre abiertos, Jungwon relamió los suyos, apartando la mano de Heeseung de su pene para ahora ser él quien lo sostuviera, con mucho cuidado de no apretarlo muy fuerte. El minino meneó sus orejas justo antes de volver a pasar su lengua por el largo, examinando el sabor, le gustaba, le agradaba tener el control, aunque sea por una vez, y podía acostumbrarse a esa amarga y agradable sensación cuando su lengua pasaba por la piel de ese miembro, definitivamente el doble de grande que el suyo, o tal vez más.

Jungwon entonces se concentró en su tarea, volviendo a pasar su lengua por esta, ya más repetidas veces, repartiendo besos y largas lamidas en todos los lugares que podía, sintiendo aún la mano de Heeseung sobre sus rizos, acariciándolo, pasando por detrás de sus orejitas, entonces Jungwon supo que estaba haciéndolo bien.

—Be-Bebé—. Heeseung tiró suavemente de los rizos entre sus dedos, atrayendo la atención de su minino, quien continuaba con su lengua sobre el miembro, esperando que el mayor le dijera que sucedía—. Llévalo a tu boca—. Ordenó, imaginando esos gruesos labios y esa pequeña boquita tragándose toda la punta de su erección—. Lo más que puedas, y ju-juega con él, como yo contigo ¿De acuerdo?

—Meow—. Fue el único sonido que emitió el pequeño, asintiendo con la cabeza e inclinándose de nuevo, hasta que escuchó la voz de su dueño otra vez—. Oh, y nada de dientes, mi amor.

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