Capítulo 17: Charla en la playa

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Había recogido las flores previo leer lo inscrito, «Para Cass», decía la tarjeta.

—¿Flores hoy? Que novedad —dijo Megan, el veinticinco de Septiembre se celebraba el «Día del Amor», similar a San Valentín, la tradición dictaba declarar tu amor o interés romántico regalando Clivias.

Ambas estuvieron paradas con la puerta abierta algunos minutos.

Cassandra dudaba de alegrarse por el detalle, al desconocer su remitente.

«Si son de Wallace, no las quiero cerca». Repasó la dedicatoria, «Cass».

—Puedo deshacerme de ellas por ti, Cassey.

—No —el rechazo fue instintivo, la morena aspiró hondo, inspirada a encontrar los jardines, hogar de aquellas flores.

—También puedo descubrir a tu admirador secreto.

—No es necesario, son hermosas y creo saber quien pudo ser.

—¿Quién? —Megan acompañó a Cassandra adentro—. Dímelo Cassey.

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La arena brilló unos segundos, apareciendo diez jóvenes.

—Mmmm. Así nublado da más gusto venir —dijo Marian.

Neal evaluó el cielo nublado, esperando que no lloviera.

—Por eso elegimos este día. Además reservamos esta parte de la playa —explicó Romeo, soltando su extraña hielera.

Supieron que era dados los hielos, refrescos y helados conservados fríos.

—Vaya que sí. Antes muerta que terminar roja como cangrejo.

Terció Megan, liberándose de la holgada camiseta. Debajo traía un sencillo bikini negro, resaltando su palidez.

—¡Avísenme cuando sea la hora de comer, voy a surfear todo el día! —exclamó Kimi, echándose a correr rumbo al mar.

—¡Yo voy también!

Marian fue tras ella.

—No es sorpresa que se lleven tan bien, son bastante parecidas.

Neal escuchó decir a Gwen, la muchacha sonrió antes de ordenar que ayudarán con las cosas.

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—No se si burlarme o aplaudirle.

Diana captó rápidamente de quien hablaba Megan.

—¿Neal?

—Así es. Míralo, ayudando como niño bueno sin mirar, ni una miradita.

—¿Te sorprende?

—Me hace sentir mal, mierda. Yo ya le vi hasta el trasero, muy sexy por cierto.

—Eso habla muy bien de él.

—Te apuesto que con Cassey se le van a ir los ojos, el muy maldito va a caer.

—Ya terminamos chicas —dijo Cassandra, quitándose el sueter, dejo descubiertas sus maravillosas curvas anchas, gruesa cintura, fofas formas.

«Oh si, va a caer», pensó Megan, viendo el lindo bikini color crema con volantes de la morena. 

—Que bien. ¿Donde esta Neal?

—Esta hablando con Kristen, a solas.

Megan maldijo mentalmente.

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