96
Neal recobró el conocimiento, revoloteando la mirada, la amnesia a corto plazo le impidió recordar cuando se desmayó.
—¡Neal!
Kristen aventó una venda, abrazando al pelirrojo.
—Kriss. ¿Qué-qué sucedió?
—Te desmayaste. Apenas me asegure, te traje a la enfermería. Estabas sangrando.
Durante su breve revisión, Neal se palpó con mejor detenimiento la nuca, sintiendo algo pegajoso, sangre. Lo comprendió al verse los dedos.
—¿Y Stefan? ¿Le ganaste?
—Sí, eso creo —Kristen parpadeaba demasiado, y empezó a frotarse los dedos—. No sé movía, entonces te traje lo más rápido que pude. Afuera es un desastre.
—¿Viste a alguien?
—No —dijo compungida—. Escucho y siento a otras personas, pero no puedo encontrarlos.
«Un conjuro», el pensamiento de Neal fue una obviedad.
—Debo darte las gracias —respondió él, dado su estado anestésico de salud no debería preocuparse y sonrió—. Veo que hiciste algo.
—¿Sientes dolor? Te cure como pude y te di un elixir.
—Estoy bien, Kriss.
—No tengo idea de que esta pasando. Apenas dejo de temblar, carajo. Parece como si estuviéramos en una guerra.
—Tranquila, si hay peleas, significa que no todo está perdido. Ni Cass o los demás estaban en las gradas, de alguna manera escaparon.
«Eso quiero pensar».
—Quise comunicarme con Cassey, pero no pude. Ese maldito conjuro, no lo sé usar bien... ¿Qué haces?
—No puedo quedarme aquí tirado —respondió Neal, ni siquiera el molesto dolor punzante de las costillas iba a ponerle un alto.
—Neal, cielo santo. ¡¿Estás loco?! No puedes moverte aún.
—Estoy bien.
—Vaya que si —Kriss sacudió la cabeza, parecía negar lo que miraba, quizás el asunto completo—. ¿No tienes miedo?
—Lo tengo —dijo Neal con inocultable temblor en su respuesta—. Me asusta que le pase algo a Marian. No la viste, estaba como si le estuvieran arrebatando la vida lentamente. No se que hacer... sus padres, dios mío, ¿qué les voy a decir si...?
—No pienses eso —Kristen agarró sus manos.
Él pestañeo, casi lloraba. Con el ceño fruncido, Neal agachó la cabeza.
—Estoy preocupado por todos. Siento el peligro, es demasiado y puede hacer daño a alguien que me importa. Por fin tengo amigos en los que confiar y pasa esto... Amanda, Kriss, Amanda es parte de esto.
—¡No! —exclamó ella en shock.
—La vi. Todo esto es culpa de los malditos Graunn, todos son unos malnacidos de mierda —mencionó con una dolencia distinta a la física, era emocional, le subía la bilis por la garganta.
—Me duelen tus palabras, primo —interrumpió alguien.
Stefan, que sangraba de la frente, cerró la puerta meneando aquella peligrosa lanza de bronce.
—¿Creíste que unos conjuros tan ridículos servirían? Estúpida zorra.
—Neal, quédate atrás —Kristen se interpuso ante Stefan.
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EL MAGO BASTARDO
FantasyNeal un joven bastante solitario, emprende un viaje junto a su mejor amiga Marian, para confrontar a la familia que tuvo el descaro de contactarlo pasado tantos años. Lo que parece un asunto algo dramático y trivial, puede tornarse más complejo si...