01: Bad decisions

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La vida no es más que una extraña sucesión de acontecimientos con causa y efecto. ¿Verdad? Una concepción subjetiva y a la vez tan basta de posibilidades... que si a Kim Taehyung alguna vez se lo preguntaban, probablemente diría que es el resultado de las decisiones que tomamos a diario.

Decisiones, reacciones, y sus consecuencias. La vida está compuesta de cambios constantes y arrepentimientos.

Muchos arrepentimientos.

O al menos eso consideraba él cerca de las tres de la mañana. Cuando su cansancio era tal, que terminó acudiendo a su lado filosófico para tratar de mantenerse despierto averiguando qué era eso que lo había llevado hasta su situación actual.

Tenían que ser sus malas decisiones, ¿no es así?

Soltó un largo suspiro mientras dejaba que su cabeza cayera hacia atrás, pues llevaba alrededor de media hora con la vista fija en algún punto muerto pese a que las luces bajas apenas le permitieran ver.

Sus sentidos rindiendo el mínimo para abrazar a la bebé prendida de su pecho, mientras que se mecía en su silla de manera casi mecánica.

—Todo acto acarrea su consecuencia. Y toda consecuencia significa un cambio —pensó en voz alta, enseguida ladeando la cabeza. Dubitativo.

Bien. Él ciertamente había cambiado.

Si cerraba los ojos y miraba tan solo un par de años atrás, Taehyung fácilmente se recordaría a sí mismo como un chiquillo demasiado ingenuo y lleno de energía.

Uno que vivió despreocupado en su adolescencia. Disfrutando de su libertad, la ilusión de un amor joven, y de su pequeña familia compuesta por nada más que su padre.

Con frecuencia se perdía en la fantasía de volver el tiempo, de redireccionar su vida. Sin embargo, y por más tentador que aquello sonara, siempre terminaba encogido ante un molesto sentimiento de culpa...

¿Es que acaso era un crimen cuestionarse qué habría pasado si sus malas decisiones no lo hubiesen llevado a ser padre soltero a los veinticuatro?

No. Por supuesto que no.

Aun así, de solo empezar a imaginarse una realidad distinta para él –una en donde no existiera este pequeño peso entre sus brazos—, toda motivación de hacer algo diferente se reducía a prácticamente nada. Y, en cambio, nacía la repentina necesidad de resguardar a su pequeña hija.

Incluso de sus tontos pensamientos.

Taehyung la miró con detenimiento y sintió un poco de enfadado consigo mismo al darse cuenta que, si ella era la consecuencia de...

Agh. Como sea.

Puede ser que después de todo, sí había hecho algo bien.

Su pequeña se aferraba a su pecho hinchado, con las manitas empuñando y estirando los dedos cerca de donde su boca y la piel de Taehyung se unían. Su respiración era tranquila, y del llanto desesperado que lo había despertado hace buen rato apenas quedaban vestigios de lágrimas secas.

Taehyung sonrió embelesado al momento en que Misuk parpadeó para encontrarse con su mirada. Más cuando, a continuación, emitió un sonidito de satisfacción tras recibir el beso de su padre en la frente... Solo para después seguir succionando.

En definitiva, la paternidad es agridulce y está llena de dudas. Muchísimas.

Demasiadas dudas.

Él había tenido los últimos cuatro meses para descubrirlo por sí mismo. No obstante, aún se debatía a diario si sería capaz de hacerlo bien.

Y más que bien, de proporcionarle a su hija la vida que sabe que se merece.

—¿Sigues despierto? —La voz repentina de Jimin hizo que diera un exagerado respingo.

—¡Oye!

Taehyung se llevó la mano libre al pecho como acto de reflejo. Comprobando el pálpito errático en su pecho, aunque rápido se dio cuenta que ese no sería el problema.

Misuk, con los ojos muy abiertos y labios fruncidos, amagaba una vez más para llorar.

Y él, cómo no, le dió mirada mortal al responsable.

—¡Jimin! —se quejó, intentando hacer que la bebé siguiera comiendo.

No consiguiéndolo, pues ella negó con terquedad. Pronunciando su puchero entre sollozos.

—Lo siento, lo siento —su amigo se disculpó con sinceridad, llegando a ellos cuando Taehyung se disponía a acomodarla en su hombro—. No era mi intención asustarte, bebé. De verdad —Seguido, Jimin dejó una caricia sobre la melena escasa de su ahijada.

Entonces Misuk tomó aire, haciendo una pequeña pausa tras reconocerlo.

Y fue retirada de los brazos cansados de su padre, para en cambio ser arrullada entre el pecho de Jimin.

—¿Por qué llegaste tan tarde? —Taehyung preguntó, secretamente agradecido. Estirándose, pues la espalda baja le había estado matando sin exageraciones—. Pensé que pasarías la noche en casa de tus papás, otra vez.

La cosa es que, ellos llevaban poco menos de un año compartiendo el arriendo de un modesto apartamento a unos veinte minutos de la residencia principal de los Park. Y si bien esta no era la casa de sus sueños, tenía el espacio suficiente para albergar a dos nuevos adultos con un recién nacido.

Jimin había sido feliz al conseguir un lugar para los tres, Taehyung sabía. Sin embargo, en las últimas semanas su compañero de piso había estado alternando en quedarse aquí y allá.

Pero más allá que aquí, así que él solo había asumido que esa noche tampoco llegaría.

—Ah, es que me quedé horas extras en la tienda y... bueno. Iba a ir directo a mi habitación, pero antes quería verificar que estuviesen bien —de repente parecía agobiado—. Sé que te he dejado muy solo estos días, perdón.

—Está bien, no tienes de qué preocuparte —restó importancia bajo la mirada incrédula del otro—. Oye, ¡de verdad! Ten un poquito más de fe en mí, ¿quieres? No quemaré el lugar si me dejas por mi cuenta unas horas.

—Lo sé —rio—, pero no lo digo por eso, Tae. Te ves cansado.

—Me veo mejor que tú, no sé de qué estás hablando.

Taehyung se encogió de hombros, supuestamente indiferente. No era algo que estuviera dispuesto a discutir a las tres de la mañana.

En cambio, fue hasta la cómoda para sacar un reproductor portátil y conectarlo al celular. Su hija continuaba protestando en los brazos de Jimin, mientras que se aferraba a la camisa de este, y restregaba el rostro en la tela.

—¿Qué haces?

—Misuk tiene sueño —explicó con paciencia—. Estos días me ha costado un poco más dormirla, así que le pongo música o le canto para que se relaje.

—¿Uh?

Sin entender, su amigo miró con atención las reacciones de la niña. Justo cuando los acordes de una guitarra, y luego las tonadas del piano acompañada de una voz suave, llenaron el ambiente a un volumen mínimo pero perceptible.

Lo suficiente para que Misuk dejase de jadear. Y en su lugar, abriera los ojitos buscando a su papá.

«No hay una sola luz en esta habitación. No debería estar acostumbrado a esto.
Pero se vuelve familiar una vez más...». Taehyung tarareó a la par.

Y a pesar de que Jimin lo veía con la misma incredulidad de antes, él solo siguió cantando:

«Aunque nuestros pasos no estén sincronizados, quiero caminar este sendero a tu lado...»

—¿Ya ves? —sonrió orgulloso al notar a su hija más tranquila—. También le gusta la música de Jungkook.

«Todavía estoy contigo».


¡Hola, papá! - KookVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora