Parte 2

125 3 1
                                    


Richardo se encontraba extaciado y ansioso a la vez, su amado padre lo había notado.

Reso a las deidades, quien fuera no importaba, incluso si fuera el mismos diablos, mientras escuchará sus plegarias estaría bien.  El tiempo se le hizo largo, encerado en su había por orden de su "querida madre".

Su madre le odiaba con el mismo fervor que su padre le amaba. En cuanto a sus hermanos mayores, bueno, su relación no era bueno ni mala.

Su hermano mayor y galante Eduardo, el cual envidiaba un poco por su porte físico. Pero también, un hombre sumamente mujeriego, un tipo promiscuo el cual no respeta sexo para llevarse a una persona a la cama. No había mujer al servicio de su familia que no hay conocido en la cama, incluso en una ocasión observó como su hermano y la mano derecha de su padre, Warwick, era montado por Eduardo.

En cuanto a su otro hermano, pues Richardo le considera una persona despistada, amable, algo ingenuo y dulce. Creía firmemente que quién se casará con su hermano George sería el que llevará los pantalones en la relación, lo cual no era bueno ni malo.

Si no fuera por su madre, Richardo creería que tendría una relación familiar "normal". Desde que tiene uso se Razón, Richardo recuerda la indiferencia y el odio de su madre hacía él, pero nunca hacía sus hermanos. Incluso en una ocasión le abandono en el bosque, fue aterrado y doloroso saber que no es amando.

Su único amigo y confidente es un chico de piel morena y ojos verdes, Catesby.

Por ello cuando su padre regreso con la  corona, se sintió emocionado. Por fin  conocería la felicidad dentro de ese círculo dorado.

Él se encargaría de cortar la cabeza de él único obstáculo,  El antiguo rey Henry VI. No debía precipitarse.

En la coronación se realizó una magna celebración, comida, vino y risas de sus hermanos. Richardo se preparó para la noche y se dirigió a los apocentos de su padre, quien no compartir con su "amada" esposa, pero como futuro rey debería compartir de aquí en adelante, así que aprovecharía está ocasión para satisfacer sus fantasías.

- Así que está aquí Richardo, espero, no haberte hecho esperar.

- No es para tanto...

- Te vez hermoso con esa camiseta, podría quitartela para mí. - Ordenó, mientas se acercaba a su presa.

Richardo con temor y ansiedad, desabotono y dejó a la vista sus pecho infantiles y redondeos.

- Que preciosas chiches tines hijo. - Proclamó, mientras se dirige a morder y mamar sus pezones, las toma en su mano, las estruja.

Richardo siente como su pene se poner dolorosamente erecto, y su vulva comienza a sentirse  húmeda.

Su padre se detiene repentinamente y le indica que es hora que utilice esa boquita suya para mamarle la verga.

Richardo se arrodilla y observa el pene grueso, venoso y largo que se va a comer. Introduce el pene a la boca y da pequeñas lamidas, hasta que trata de engullirlo todo.

Su padre comienza a remedar contra la boca de su hijo sin piedad, incluso generandole arracadas.

Folla una y otra vez la boca de Richardo hasta que expulsa su semen en la boca y le obliga a tomarse toda.

Su padre le solicita a Richardo que se acueste en la cama y abra las piernas como solo las mujercitas saben hacerlo. Entre la lujuria y el placer Richardo obedece si rechistar y deja a la vista su pequeño pene y entrada vaginal.

El padre de Richardo habré los labios vaginales y observa como estos están mojados y rosaditos, puede observar su pequeña rajita aún virgas, la cual dejará maltrecha de tanto sembrarle su verga en ella. A Ricardo II, le hubiera gustado que su hijo Richardo III, hubiera nacido totalmente mujercita y poderla embarazar, pero eso tampoco es que este tan mal. Al contrario era aún más obsceno y vulgar el cuerpo de su hijo y por eso el amaría y marcaría nada una de sus partes.

Así que sin más comenzó a mastubar tanto la vagina como  el pen a su hijo que se exhibía comuna puta. Ricardo II, indicó a su hijo que tocará sus pechos el mismo, mientras él, le atendía entre las piernas con la boca y las manos. 

Richardo se sentía en el cielo y en el infierno a la vez.

Hasta que no puedo más y se corrió en la cara de su padre.

- Richardo, es hora de comenzar la verdadera diversión.  

Sujeto fuertemente las manos y abrió e inclinó el cuerpo de Richardo para poder tener un mejor ángulo de la desfloración de su hijo.

De un empollón metió la mitad, mientras Richardo gritaba de dolor, puesto que era su primera vez y su cuerpo era demaciado joven para ser tomado por  un hombre adulto como lo es su amado padre.

En las segunda medida, medio todo su pene hasta topar su huevos con la endidura de su hijo. Estaba completamente dentro, que delicia, aún bueno Richardo no pensaba lo mismo ya que sentía que no estaba preparado para alberga toda la riata de su padre.

Tan, apretado, húmedo y estrecho que no puedo contenerse más y comenzó a penetrarlo una otra vez más y para callar los gritos y lamentos de su hijo le comió la boca.

Richardo bien pensó que podría morir ahí mismo de dolor y más dolor y placer, era intoxicamente agonizante. Su cuerpo era tomado una y otra vez, olvidó cuantas veces su padre se vino en él y cuantas veces más lo volvía a agarrar.  

Al final el agotamiento se hizo presente y el padre de Richardo dejó su pene dentro del la vagina de Richardo y procedido descansar  después tal ardua faena. 

- Estuviste maravilloso hijo, ya eres toda una mujercita tal y como me gustan a mí.

- ...

- Mañana tienes todo el día libre, y cuidare de tí.

- Padre...

- Descansa, mañana hablamos.

Habemos cayeron en la inconsciencia.

El pecado que acababan de cometer era imperdonable, eso no sé discute. Tan poco se discute que en  ello está su mayor placer y castigo.

El harem de Richard PlantagenetDonde viven las historias. Descúbrelo ahora