La noche anterior había sido especialmente buena para TaeMin. El buen vibrador de conejo le permitió llegar a la cima en pocos minutos, las ondas burbujeantes del juguete sobre su pene le hicieron ver estrellitas que explotaron como fuegos artificiales.
Hacía unos meses que dejó la castidad de sus manos y encargó el juguete morado en un vendedor dudoso de AliExpress. En un inicio, no supo que ese tipo de consoladores eran más populares entre las mujeres porque, de hecho, las orejitas eran para estimular ciertos puntos que TaeMin no tenía.
¿Pero qué importa? Tenía un cupón del 50% de descuento y ese fue el que más convenía de todos.
Ahora, por la tarde y más que satisfecho, había ido a tomarse un merecido baño. Las instrucciones del vibrador y de cualquier juguete sexual eran claras: debían lavarse siempre antes y después de cada uso, y como el ser cuidadoso que es, TaeMin había envuelto el objeto entre una toalla antes de llevárselo al baño.
Con todo el amor que se le podía dar al causante de su placer, limpió al consolador con la misma parsimonia que usaba el papa para limpiar su copa de consagrar. Había pedido un jabón especial para ello, y tal pequeño lujo lo hacía revolotear de gusto, todavía no caía en la locura de ponerle nombre al vibrador.
Todavía.
Pero, como un hombre con una buena higiene, TaeMin se dispuso a bañarse después de dejar el juguete en el lavamanos, el vibrador también merecía un descanso y secarse apropiadamente para un próximo uso.
El agua se llevó todo rastro de sudor que el placer adhirió a su cuerpo. Algo tan sencillo como ducharse enseguida de jugar con su cuerpo se sentía como irreal, además de que a TaeMin le gustaba fantasear con la idea de que su amante le esperaría en la cama, para dormir profundamente con las piernas enredadas.
«Algún día» repitió su mente.
Sus padres estaban ocupados en quién sabe qué, de hecho, probablemente su papá, KiBum, estuviera comprando lo que sería su cena y sus hermanos regados por algún punto de la ciudad, con suerte.
¿Qué más puede pedir un joven que tener la libertad de durar en la tina más de media hora?
Definitivamente debía comprar otro juguete, esta vez debería irse por uno con más funciones, con mejor textura, de distintas velocidades... El pensamiento casi obliga a Taem a bajar la mano por su estómago y atender a su gastado miembro.
Pero ya había sido mucho, un toque más y sentiría más dolor que placer. Las revistas de su hermana decían que no era bueno masturbarse mucho, y si el Dr. Hwang lo decía (a pesar de no conocerlo ni verificar que, en efecto, era un médico) le creería.
La toalla se enrolló en su cuerpo con gracia, el olor del suavizante perpetuó la burbuja de TaeMin hasta que llegó a su habitación para secarse y ponerse su pijama más suave.
Una noche con Netflix, o un nuevo podcast en YouTube, tal vez debería hablarle a JongIn para que se conecte para jugar en línea. La sensación de saciedad mantenía a TaeMin feliz, tranquilo y deseoso de lograr la paz mundial por un día.
-¡El conejo! -jadeó, interrumpiendo sus maravillosos pensamientos de cómo su amante imaginario le decía que había hecho un buen trabajo.
Lo bueno es que no había nadie en casa...
Una puerta se cerró y a TaeMin casi se le va el alma en ello. Corrió hacia el baño y estaba desocupado, estaba por suspirar de alivio cuando vio a su pequeño conejito tapado con una toalla.
Alguien lo había visto, alguien había descubierto su sucio secreto.
«Que haya sido Jinki, que haya sido Jinki» pidió al universo. Jinki no diría nada, pero si había sido Jinri ya veía el bullying en cada momento de su insignificante vida. Les contaría a sus padres y-
¿Por qué no sonó la cochera?
Jinki había tomado el carro de su padre, Jonghyun; KiBum usaba el suyo y Jinri jamás llegaba sin hacer un alboroto con su encantadora risa.
¿Había algo peor que alguno de tus hermanos descubran tu vibrador femenino y de más de 15 centímetros?
Por supuesto, que haya sido tu propio padre.
Jonghyun había llegado directamente al baño después de que Taeyeon lo dejara a fuera de su casa. Estaba todo lleno de vapor y aromático. Ya tenía en mente regañar a TaeMin por dejar el cuarto como sauna, cuando vio el vibrador morado encima de la toalla de rostro que Taem había comprado hace unos meses.
¿Debería decirle? Algo como: «Hijo, se te olvidó algo en el baño, recógelo antes de que llegue tu papá» o pudiera ser más bien: «Debes tener cuidado con lo que metes a tu cuerpo, ya hemos tenido esta charla, pero nunca está demás para recordar-»
Por el amor de Dios, no. Así que mejor Jonghyun tapó el consolador con otra toalla. Si fingía demencia sería lo mejor para él y para TaeMin. Ya tenía edad para estarse metiendo cosas como esas en el cuerpo, y las prefería por sobre las reales.
Mientras, en su cuarto hecho ovillo, TaeMin se odió por lo que restaba de la noche, y de la semana, quizás por más tiempo.
¿Por qué AliExpress? ¿Por qué tuvo que mandarle ese cupón del diablo?
🐥
¡Gracias por llegar hasta aquí! Tal como dice en la sinopsis, esta compilación estará llena de situaciones de: Oh Dios no por favor, Mátame ahora Jesucristo y similares~
Como por ahora tengo restringido pasar tanto tiempo a pantalla, nos iremos despacio. De todos modos esto no es propiamente una historia que contar (Si es la primera vez que me lees, no me juzgues mucho por favor) Me dará gusto que esto cause ansiedad/cringe/horror/risa.
Muchas gracias por estar aquí hermoso ser ¡Espero leernos pronto! ♡
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Not Me [2Min]
FanfictionComo todo joven entrando en sus 20's, TaeMin busca experimentar los placeres de la vida, tropezándose con la vergüenza ajena, el pánico y situaciones cómicas que servirán como anécdotas en un futuro. ¿Quién dijo que vivir la sexualidad es todo colo...