Capítulo 1/ "El chico hipnotizante"

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Satisfacción de verdad es sentir en las mañanas el frio golpear las ventanas al estar dormida bajo unas mantas y una cama calientita (Aplaudámosle a la calefacción). ¿Algo más? Pues...también quisiera abrir Netflix o poder dormir TODA la mañana. Si... a veces siento que necesito meses de descanso
—¡Kristel!.

Mmm ya , parece hoy no solo las está golpeando el frío.

—¡Kristell, sé que me oyes!.

Esa voz tan familiar volvió a oirse acompañada de otro "TUCK" en la ventana de cristal a un costado de mi cama , logrando por fin levantarme. No mentiré, si me costo algo de trabajo lograr incorporarme, pero luchando con la pereza mañanera y unos tropezones con las cobijas pude llegar hasta las cortinas y después de correrlas, abrí de un tirón. UGH, mala decisión. El viento helado me abrasó en menos de un segundo, causando un terrible escalofrió en todo mi
cuerpo y un dolor de huesos devastador. Pero eso no fue todo... calzándome la valentía y
escudriñandome detrás de la resaca literaria que cargaba de la noche anterior, me asomé por la ventana sin tomar ningún abrigo. ¿Cuál fue el resultado? Un maldito golpe de realidad.

—¡Lo siento!.

Bueno, si recibi un golpe, pero no solo de realidad.

Quejandome, me llevé la mano a la frente mientras buscaba por todos lados la piedrita que el idiota de Harry me había lanzado.

Al hallarla junto al tocador, la tomé y esta vez después de cubrirme con un edredón me acerqué nuevamente a la ventana para lanzársela de vuelta. ¿Le dio la piedrita? No, pero todos sabemos que lo que cuenta es la intención.

—¡Estás loca!—Sonrió al esquivar lo siguiente que le lancé.

Por cierto , fue un boligrafo lo primero que tocaron mis dedos cuando quise tirarle otra cosa.

—¿No lo sabias?—Con una sonrisa que gritaba "Tu mejor que nadie deberias tenerlo claro" me recosté de brazos cruzados al borde de la ventana.

Sus claros ojos verdes que podian llegar a causar una gran fascinación en todas nosotras, sus admiradoras, se entrecerraron en mi y sin decir nada se encargó en cubrir mejor su cuello con el gorro de su impermeable rojo.

—¿Vas a pasar?.

Volvió a mirarme y sonrió sarcástico.
—No, que va. Prefiero esperar a que la nieve me cubra. Pero no te preocupes, solo te desperté porque amo estar en la calle a menos nueve grados.

Sin responderle y sintiendo una pequeña incomodidad en el pecho por haberlo dejado tanto tiempo afuera, me apresuré en bajar las escaleras para traerlo adentro.

—Buenos dias.—Con una sonrisa cuadrada le abrí la puerta del local para que pudiera pasar.

Si, es más que obvio que se alegró de verme a pesar de que solo puso los ojos en blanco y se agachó para tomar una de las... siete cajas que se encontraban apiladas en la acera.

—Buenos dias Kris.—Gruño después de unos segundos para comprobarme lo que ya yo sabia, solo está fingiendo molestia.

—¿Esas cajas de que son?—Pregunté siendo atormentada por la imagen de la dulceria abierta al cruzar la calle y el hambre que me ataca todos los dias a esta hora.

AMOR EN TIEMPOS DE HIELO. ✔️ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora