AMOR EN TIEMPOS DE HIELO. ✔️

Capítulo 6/ "El viento"

Mi insoportable reloj a un costado de la cama, comenzó a sonar con su típica alarma mañanera y con el ruido metiéndoseme en la cabeza, me apresuré en apagarlo para no despertar a Harry.

¿Harry?

Giré la cabeza en su búsqueda y me dejé caer nuevamente en la cama con un resoplido.

Parece que tuvo que irse temprono.

La verdad, estaba planteándome si volver a dormir, ya que, a fin de cuentas, aún
está amaneciendo y anoche nos dormimos muy tarde. Con los ojos serrados y los brazos y pies extendidos por toda la cama, me quedé unos segundos pensando en cómo había cambiado todo y en cuanto eso me gustaba. No podía creer que Harry y yo por fin nos hubiéramos besado y mucho menos creer que lo hubieramos hecho más de una vez.

Pequeños "Tac" en la ventana me hicieron sonreír para después abrir los ojos y dirigirme a toda velocidad hacía ella mientras me calzaba las pantuflas y me enroscaba en un edredón. Al abrirla, no hubo que ser adivino para saber que paso. Una fuerte corriente aire frío me abrazó y congeló mis mejillas haciendome serrar los ojos, pero no basto para robarme la felicidad.

Me sostuve de el marco de la ventana para sacar la mitad del cuerpo hacia afuera.
—¡¡¡Buenos días!!!

Mi sonrisa contagio al rubio que abrió sus manos como esperando a que saltara o fuera a abrasarlo y sin dejar de mirarme hizo algo totalmente inesperado para mi. Empezó a cantar.

—Quisiera ser el viento y colarme por tu ventana. Y acariciarte la cara mientras duermes, corazón. Convertirme en el sol y alumbrarte cada mañana. Y mientras allá frio, brindarte mi calor.

Llevé ambas manos hasta cubrir mi boca por el asombro que me llevó verlo tomar un
ramo enorme de rosas rojas que estaba escondido tras una pared.

—¿Te ha gustado? —Sonrió volviendo a extender sus manos a cada lado.

¿Que si me ha gustado? ¿QUE SI ME HA GUSTADO?

—Las serenatas se hacen de noche. —Bromeé y me di la vuelta soltando el edredón, para ir
corriendo escaleras abajo a su encuentro.

Sin importarme el frío, el suelo helado, mi pijama que no cubría mucho y la gente pasando, salí corriendo hacia él para abrazarlo.

—A sido lo más hermoso que me han hecho en la vida.—Confesé en medio del abrazo
mientras apretaba en afecto mi mejilla, que a duras penas alcanzaba su hombro.

—Dudo que te havan hecho lo más hermoso en la muerte.—Bromeo y separé mi cabeza de él para reir.

—Pesado.

—Hermosa. —Y sin desperdiciar el tiempo, me besó otra vez.

Uh, creo que podria acostumbrarme a esto.

El beso no duro mucho por culpa de los conocidos que comenzaron a gritarnos cosas como "Ya era hora", "menos mal", "Al fin" y varias cosas más... Nos separamos para sonreírles y luego él me miro con fascinación mientras aún me sostenía por la cintura.

—¿Saldrías conmigo? —Me extendió las rosas y las tomé con mucho encanto para seguidamente olerlas.

¡Son preciosas! ¿En donde las habrá conseguido?. Dudo que hallan sido baratas. Aquí en el medio de Alaska no abunda este tipo de plantas.

—A dónde iremos?—Me devolvió la sonrisa al ver que acepte.

—Bueno, tengo varias ideas, tu solo escoge.

(***)

—Haaaaarry—Chillé por novena vez. —¡Te estoy diciendo que no están aqui!. —Con los brazos cruzados y el ceño fruncido, me dejé caer sentada en la nieve.