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Habló, piel adhiriéndose a la camiseta y sudor cayendo, saboreando la dulzura de la soda en su paladar, continuar poniéndose calcetines rayados en contraste del clima era rutinario.
(El semblante alegre desconcertó a Nana; acostumbraba recibir tratos pasivos–agresivos).
Deslizaban los controles de sus manos debido al calor, impidiéndoles afrontar el día sin terminar todo el juego. ¿La razón? Combatir el aburrimiento disparándole en la cabeza a muchísimos —reitero cientos— de zombies.
──¿Cómo va a terminar esto?
──Venceremos a un zombie gigantesco disparándole con un rayo láser. ¿Qué más podría pasar?
──¡No el juego! ──Piko sonrió── Lo demás que estamos haciendo ¿Realmente va a llegar a algún lugar nuestra relación?
Combatió amena el desinterés contrario, igualándolo, adecuada a las emociones del chico con naturalidad y destreza, forzó una expresión serena la mayoría del tiempo que compartían, manteniéndolo complacido.
Sobrevivir conlleva confiar en el curso de nuestras acciones.
──No estamos yendo a ningún lugar. Probablemente nunca lo hagamos.
Piko rió, acto desconcertante, fácilmente brincaba de extremo al otro, riéndose y enfadándose, hallaba la manera para controlar el desarrollo de los hechos, convirtiéndolos en juegos.
──Ya veo. ¿Qué es lo peor que podría pasar? ──hizo una seña al televisor, ¡Debían poner su atención en la pantalla! (asumió Nana)
Pulió sus habilidades de supervivencia poniéndolas en practica. ¡Uno nunca está muy preparado para desmantelar organizaciones malvadas en medio apocalipsis zombie!
──Morir ──le dice.
Y es cierto. Piko acabará asesinando, Nana ya aprendió a convivir con el hecho.
Él disminuye la brecha física, sacándole una exclamación abrumada al empujarla; Nana lloró perder el control en la partida más que el contacto inesperado. ¡Iban a perder!
──¡No ahora, Piko!
──Nah, estamos en el momento adecuado.
Ningún arma sería lo suficientemente poderosa para librarlos de la situación, ¡Zombies rodeándolos de izquierda a derecha, impidiéndoles continuar! ¡La resignación era la única alternativa de Nana! Y su rostro decaído reflejado en la mirada de Piko, mezclado al breve roce de piel, lo volvió un adicto.
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