Hilos del Destino

Cinco Minutos

Las alarmas sonaban por todas partes. Las tiendas estaban abiertas y la gente sacaban todo lo que podían de ellas. Al igual que de sus casas. Que ingenuos. No sabían que dentro de poco, no necesitarían nada de eso.
Las familias se mantenían unidas; los padres, temerosos de perder a sus hijos, los tomaban de las manos.
-Tengo miedo- le susurró una niña a su hermana.
-Oh Milly, tranquila, ya casi llegamos.- le contestó su hermana. -Pronto terminará todo-.
-¿Cómo es que puedes estar tan tranquila, Dania?-.
-Porque soy mayor- le sonríe.
Por fin llegan al centro de la ciudad. Hay muchísimas personas ahí.
Nadie sabe que han venido a buscar ahí exactamente, sólo esperan que pase algo, cualquier cosa.
-¿Qué es eso?- grita alguien. Poco a poco, todos comienzan a mirar al cielo, aunque el sol los ciegue un poco.
Al principio parece una especie de pájaro enorme, pero conforme se va acercando más, va tomando forma: es un ángel.
El ángel es mujer, su cabello es corto y rojizo, su tez es pálida y todo lo demás es blanco.
-Hola- dice el ángel desde una altura prudente. -Como ya habéis notado, soy un ángel, y vengo con un mensaje de Dios.-
Todos se quedaron paralizados, sin saber si lo que veían sus ojos era cierto.
-Dios no está destruyendo su planeta, está intentando salvaros. Ustedes, los humanos, lo han explotado tanto, que ya no pueden seguir viviendo aquí. Hay un nuevo lugar para ustedes, Clain es su nombre.- Explicó el ángel. -Como prueba de que esto es real y que Dios no quiere hacerles daño, les ha mandado un regalo. Aparecerá un hilo rojo en su meñique izquierdo en caso de las mujeres y en los hombres, en el derecho. Al final de ese hilo, está su alma gemela. Tienen cinco minutos para encontrarla antes de que desaparezca el hilo, y cuando eso pase, se olvidarán por completo de quien era la persona al otro extremo-. El ángel sonrió y pensó "No se imaginan que todo esto, sólo es el inicio del experimento"
En el instante en el que el hilo apareció, a nadie le importó comprobar si el ángel seguía allí, y el caos se desató, ya que todos trataban de encontrar a la persona que tenía amarrada su otra mitad del hilo.
Algunos, se encontraron de inmediato, ya que eran esposos. Otros, que se daban cuenta de que no estaban unidos con su pareja, decidieron ignorar el hilo, y decidieron que era un fraude. Y por último, hubo otros que abandonaban la seguridad de sus padres para buscar el extremo del hilo.
Dania sabía que estaba mal, e incluso que era peligroso; pero solo un pensamiento le ocupaba la mente: "Tengo que encontrarlo".
-Milly, toma a mamá de la mano, vuelvo en seguida- dijo Dania.
-Oh, por favor no lo hagas- suplicó la pequeña, a punto de echarse a llorar -¿Y si te pierdes?-.
-Milly, suéltame, tengo que buscarlo-.
-¿Y si no es Tayler?-.
Dania sabía que esa era una posibilidad, pero era demasiado doloroso pensar en ello.
-Sea o no sea él, tengo que averiguarlo-. Y dicho esto, ignorando los gritos de sus padres, echó a correr en busca de su alma gemela.
Dania era una chica lista, así que mientras las demás personas que intentaban encontrarse caminaban a ciegas, ella descubrió que el hilo se tensaba muy ligeramente de vez en cuando; supuso que era cuando iba por el camino equivocado, así que si eso llegaba a pasar, daba media vuelta e intentaba por otro camino.
Los cinco minutos estaban pasando demasiado rápido, y aún faltaban muchas personas en encontrarse. Por suerte, aunque pisaras un hilo, era como si fueras un fantasma, lo atravesabas sin causarle daño.
Quedaba sólo medio minuto, Dania estaba desesperada.
Entonces lo vio, al fin el hilo parecía más corto, levanto la vista y se encontró mirando esos ojos castaños que tantas veces la habían hecho suspirar. Reconocería esos ojos en cualquier parte.
"Tayler" pensó.
Corrieron al encuentro del otro. Estaban a unos centímetros... De pronto, todo se volvió negro, porque los sueños no duran para siempre, y cinco minutos, tampoco.